La mesa de diálogo para renovar el Pacto del Agua en Aragón, que el presidente Javier Lambán anunció este sábado en una visita a Aínsa, no nace con muchos visos de tener el consenso político que la debería sustentar. No es ya que la oposición vea en ella motivos espurios, como el de contentar a sus socios del cuatripartito, lo que era de esperar. Es que, pese a que la conformación de esta mesa de diálogo estaba en el acuerdo de gobernabilidad a cuatro bandas, ni siquiera la postura de los socios del cuatripartito parece conjugable: mientras CHA y Podemos están en la línea de hacer tabla rasa, el PAR «no renuncia» a las infraestructuras pendientes en beneficio de regantes y agricultores. Será una tarea hercúlea aunar los intereses de estos y los ecologistas, hasta ahora casi enemigos naturales.

PARTICIPACIÓN

Entre la oposición, eso sí, no se cierran en banda a participar en este órgano, a la espera de que se concrete. Es el caso al menos del presidente del PP autonómico, Luis María Beamonte, quien ayer, durante una visita a Barbastro, consideró que el anuncio de Lambán responde «al intento de satisfacer las pretensiones más radicales de quienes apoyan su Gobierno», que a su juicio quieren que muchas de las obras pendientes «se vayan al traste». Por contra, afirmó, el PP defiende el acuerdo ya alcanzado hace décadas y el interés de los regantes. Pero Aragón, expuso el líder conservador, «necesita por unanimidad un desarrollo social y económico importante con base en el agua», por lo que no se cierra a participar en la mesa.

RESPUESTA EN TWITTER

Una postura similar mostró el portavoz de Ciudadanos, Daniel Pérez Calvo, cuya formación ha pedido una comparecencia en las Cortes para que Lambán aclare si da por muerto el Pacto del Agua. La formación liberal también cree, como el PP, que la iniciativa de Lambán, ya cuando se firmó el pacto de gobernabilidad, responde a la intención de «ganar tiempo para evitar un debate interno que pueda fracturar el cuatripartito». A juicio de Pérez Calvo, «el Gobierno debe gobernar y tener una postura previa clara ante asuntos importantes», pese a lo cual tampoco se niega a participar.

Lambán respondió al líder de Ciudadanos en Twitter este domingo, y aseguró no es derogar el Pacto del Agua sino «actualizarlo» con «acuerdos muy amplios».

No está tan claro en el caso de Vox, cuya cabeza visible en la comunidad, Santiago Morón, se limitó a criticar las «diferencias» entre los socios del Gobierno en este asunto, «en concreto de PSOE y CHA», recordando la dispar valoración de Lambán y José Luis Soro sobre las sentencias que «lastran» las obras de Biscarrués y Almudévar. «Vox viene denunciando hace tiempo que no existe una estrategia de aprovechamiento y de inversiones en torno al agua, ni en Aragón ni en España», añadió Morón, acusando a PSOE y PP de «falta de voluntad» para cumplir los acuerdos firmados en 1992.

IU, ESPERANZADA

En el otro lado de la oposición, el coordinador de IU Aragón, Álvaro Sanz, apostó por «alcanzar nuevos acuerdos», porque «los actuales están desfasados». Desde esa perspectiva consideró que «Urge un nuevo consenso, tras un serio debate, en el que se pongan sobre la mesa las necesidades del territorio y de sus gentes», teniendo en cuenta la «sostenibilidad» y la «emergencia climática».

Algo similar opinó el secretario general autonómico de Podemos, Nacho Escartín, que recordó que en su formación «siempre hemos apostado por el diálogo para resolver conflictos históricos como la construcción de grandes embalses». Por ello le parece una «buena noticia» que se active esta mesa de diálogo, que su formación «insistió» en incluir en el acuerdo de gobernabilidad del cuatripartito. Aludió también a la sostenibilidad medioambiental al considerar que «no podemos permitir que el poco dinero que Aragón recibe de los Presupuestos Generales del Estado se pierda en proyectos (de embalses) judicializados o bloqueados».

Tampoco Joaquín Palacín, portavoz parlamentario de CHA, obvió la histórica oposición de su partido a proyectos como Yesa o Biscarrués. Desde ese punto de vista, consideró una «buena propuesta» revisar los acuerdos para incorporar la Nueva Cultura del Agua y «todas las cuestiones que tienen que ver con el desarrollo del territorio desde el punto de vista sostenible, no como se ha hecho hasta ahora».

El cuarto socio, el PAR, priorizó, sin embargo, «el regadío y la agricultura, fundamentales para el PAR», y advirtió de que «no renuncia a las obras del Pacto del Agua que tienen como objetivo el desarrollo socioeconómico de Aragón», vinculadas a la despoblación, siempre que sean «viables» medioambiental y socialmente.

Jesús Sampériz (ecologistas): «Si la participación es verdadera, puede ser una buena idea»

Entre los ecologistas, el anuncio de Lambán de convocar una mesa para debatir el Pacto del Agua ha sido acogida con una mezcla de «esperanza» y escepticismo. Así al menos lo exponía Jesús Sampériz, como integrante de Ecologistas en Acción, la Red de Agua Pública de Aragón y la Coordinadora de afectados por grandes embalses, Coagret. «Si la mesa es verdaderamente participativa, y no como hasta ahora, puede ser una buena idea», consideraba.

A su juicio, el Pacto del Agua «se tenía que haber dado por muerto hace años», tras constatarse «fracasos» como los embalses de «El Val, contaminado; Lechago, que no funciona; Jánovas y Santaliestra (abandonados), y Biscarrués que se debería de caer». Infraestructuras, entiende, «propias de un desarrollismo sesentero» obsoleto. Sampériz apuesta por incorporar la Nueva Cultura del Agua a este debate del nuevo pacto, para pinchar la «burbuja de la agroindustria», pagar con dinero público las infraestructuras para el agua que emplean las grandes empresas en detrimento de las explotaciones familiares.

César Trillo (Regantes): «Si nos sentamos en otra mesa igual salimos sin Almudévar»

Si nada cambia, la futurible mesa de diálogo para renovar el Pacto del Agua nacerá coja, porque uno de sus actores, los regantes, no contarán con una de sus principales cabezas visibles, Riegos del Alto Aragón. Su presidente, César Trillo, recordó que «hace cuatro o cinco años tomamos la decisión de no volver a negociar nada», después de ver cómo los hectómetros cúbicos de La Peña pasaban de 600 a 35, o los eternos retrasos de Biscarrués, aún judicializado.

«A nosotros no nos convence», afirmó Trillo, en referencia al plan de Lambán. «Si tienen que desatascar proyectos, que los desatasque la Administración, que haga lo que quiera, nosotros no renunciaremos a Biscarrués», expuso. Con estos precedentes, el presidente de Riegos del Alto Aragón ironizó con que, «si nos sentamos en otra mesa igual nos levantamos sin Almudévar», embalse que sí está en construcción, aunque también judicializado.