No hay cura para la esclerosis múltiple, una enfermedad que afecta a 1.300 aragoneses y cuyo blanco favorito son las mujeres (alrededor de un 70%) de entre 20 y 40 años. En ese tramo de edad es cuando suele diagnosticarse una patología a cuya investigación España destina muchos menos recursos públicos que el resto de Europa. «Por ejemplo, el 10% de lo que se invierte en Alemania», explicó ayer Teresa Ferraz, directora de la Federación Aragonesa de Esclerosis Múltiple (Fadema), con motivo de la celebración del día mundial de la enfermedad que constituye la primera causa de discapacidad no sobrevenida en población joven de España.

«Necesitamos investigar más para que el final de la esclerosis múltiple esté más cerca», incidió Ferraz, que lamentó, asimismo, el recorte en las subvenciones recibidas a nivel autonómico por la asociación desde la crisis. «Se centran mucho en dependencia y existe un sector de personas con esclerosis que no son dependientes, con lo que no reciben ayuda y no pueden acceder a una rehabilitación de mantenimiento básica que el sistema público no puede darle y que es básica para prevenir complicaciones secundarias».

La esclerosis, descubierta hace 150 años, se produce cuando el propio sistema inmune ataca a las neuronas dificultando la transmisión de mensajes entre el cerebro y el cuerpo. Esto puede provocar síntomas como visión doble o borrosa, temblores o dificultad de movilidad y equilibrio «pero se pueden complicar más», afirmó Ferraz. El ejercicio y alejarse del tabaco son clave.

A pesar de que no tiene cura, los tratamientos farmacológicos y rehabilitadores han conseguido que esta enfermedad de las mil caras no genere la misma discapacidad que hace dos o tres décadas en algunos casos. «Es importante mantenerse activo para estar preparado en caso de que llegue la cura», sostiene la responsable de Fadema. «Hay quien ha tenido un brote en su vida y está muy discapacitado y otras con 15 brotes llevan una vida absolutamente normal», añadió.

Para visualizar la necesidad de incrementar la inversión en investigación, Fadema celebró ayer su jornada anual de puertas abiertas en su centro asistencial de la capital aragonesa y al que acuden a terapia no solo afectados de esclerosis múltiple sino con otro tipo de patologías neurológicas como ictus, lesionados medulares o con daño cerebral, entre otros.

Una asistencia que prestan gracias a las aportaciones de sus 400 socios y usuarios, lo «muy poco» que dan las instituciones públicas y las obras sociales y lo que logran con campañas de captación de fondos, lo que les permite ofrecer tratamientos que a través de una entidad privada podrían rondar los 500 euros mensuales.