Las reivindicaciones vecinales se hacen para que las autoridades municipales tomen nota, esto es así. Pero a veces, no hace falta que la respuesta sea tan rápida, ríen los miembros de la asociación del barrio de Las Fuentes. Hace unas semanas colgaron en las redes sociales la convocatoria de la escobada que en señal de protesta realizarán hoy por la mañana y el efecto fue casi inmediato. Por las principales arterias del distrito empezaron a aparecer máquinas de limpieza y equipos de barrenderos. «A ver si ahora nos van a dejar en ridículo», bromean en el local de la agrupación.

Los miembros de la agrupación vecinal quieren que su acción de protesta sea tan sonada como lo fue la que organizaron en el 2011. En aquella ocasión ya se armaron con escobas, delantales y recogedores para alertar sobre la degradación del barrio. La repercusión fue estatal, pero las consecuencias inmediatas se olvidaron pronto. Las calles volvieron a cubrirse de papeles y los contenedores se desbordaron bastante más de lo habitual. Ni siquiera han empezado con el plan de soterramiento de los mismos, deploran.

«Queremos que sea tanto una llamada de atención a los vecinos como a la alcaldía», afirma el presidente de la entidad, Diego Luque. Considera que la limpieza de urgencia de estos días solo ha sido una anécdota y que el compromiso de cualquier alcalde con los barrios siempre es más inestable de lo que les gustaría.

ENTRE CASAS DE APUESTAS

Las Fuentes es un barrio diverso, en el que el comercio tradicional todavía mantiene su vigor. Sin embargo, las señales de alarma llevan varios años activas. Al salir del local vecinal lo primero que se detecta es una de esas casas de apuestas que contribuyen a la degradación social de los entornos. Y torciendo la calle Gascón y Marín se encuentra el bingo, con su despliegue publicitario. La población envejece, los habitantes se marchan, y lo que antes era vigor se convierte en ruina.

Para mejorar la situación, además de barrer las calles, piden inversiones. Por ese motivo quieren hacerse visibles ante el resto de la ciudad y pregonar sus reivindicaciones. «Es mejor mejorar la pavimentación que poner luces de Navidad», le critican a la coalición de gobierno.

Hace falta, dicen, un centro de mayores, renovar definitivamente la fábrica de Giesa y acometer una reforma profunda de las zonas verdes. «La parafernalia de una protesta puede ser útil, pues sirve para que vean que el tejido social del barrio está en forma», explica el secretario de la asociación de vecinos, Antonio Garrido.

Medio centenar de escobas, otros tantos delantales y un puñado de reinvindicaciones que sacarán esta mañana a las once a la esquina entre la calle Salvador Minguijón y la avenida Compromiso de Caspe. Desde allí recorrerán esas esquinas en las que se abandonan colchones y restos de muebles. «Parece mentira, pero la gente todavía no sabe usar bien el servicio del 010», se escandaliza la vocal Maite Ferreruela.

La degradación, como todo, va por zonas. Las aceras de las arterias de entrada y salida, con su constante ir y venir de autobuses, lucen despejadas. Pero al callejear la acumulación de desperdicios resulta evidente, a pesar de los últimos esfuerzos municipales. Unas naranjas podridas por aquí. Una garrafa de aceite vacía por allá. Hasta un par de zapatos bajo una papelera. Y manchas de orines, chicles pegados. Latas vacías, papeles, colillas. Por eso ven con envidia el brillo que parece tener el pavimento de las zonas nobles de la villa.

CLARAMENTE DEFICIENTE

«Los servicios de limpieza municipales son claramente deficientes, ni van por todas las calles ni realizan una limpieza a fondo como sería deseable, limitándose en algunos casos a remojar las baldosas convirtiéndolas en una pista de patinaje, da la impresión de que en los barrios no pagamos nuestros impuestos como en el centro», denuncian.

Entre las alegrías de los últimos meses está el plan de rehabilitación que va a comenzar en el parque Torre Ramona. Se acabó en los 80 y ha sido un espacio de referencia para el barrio. Sin embargo, puntualizan que las mejoras no van a llegar a todos sus rincones, como por ejemplo el quiosco de música. Deberán planificar otra acción de protesta, a ver si en esta ocasión tiene éxito anticipado, proponen.