No es el primer año que los centros educativos de la comunidad denuncian ser víctimas de temperaturas excesivamente elevadas. El mercurio llega a rebasar los 30 grados tanto a finales de curso -ya entrado junio o, como este año, a finales de mayo- y también durante los primeros días de septiembre, con el curso recién comenzado. En esta ocasión, han sido tres colegios -de Pinseque, Utebo y Sariñena- los que han expuesto las primeras quejas al sindicato CSIF, que reclama a la Administración un protocolo para abordar esta problemática. Pero hay más afectados, aunque no todos denuncian. Ni mucho menos.

La normativa estatal a la que el sindicato apela para lamentar su incumplimiento es el RD 486 de 1997, en el que se establece que la temperatura mínima en una clase no puede bajar de 17 grados ni superar los 27. Aragón, al igual que otras comunidades, viene soportando incumplimientos en ambos sentidos, según denuncian los propios centros. En algunos casos, como el IES Miguel de Molinos de Zaragoza, alumnado y trabajadores tuvieron que recurrir a guantes y abrigos para soportar las bajas temperaturas en clase el pasado invierno.

Consciente de la dificultad de instalar aparatos de refrigeración en los centros, CSIF reclama medidas como ventanas de PVC, persianas especiales o el aislamiento de paredes, entre otras. Pero, además, solicita la colaboración de las familias a través de un escrito de denuncia de la situación que promete utilizar en una negociación con la Administración.

Pero la queja no es exclusiva de este sindicato. De hecho, varios de ellos aluden a esta problemática para defender la prolongación del horario reducido -generalmente, de 9 a 13 horas, al comienzo y al final del curso-. Aunque la petición se centra más en septiembre. CSIF lleva años intentando que la jornada vespertina en los centros que la tengan no comience hasta octubre, pero la Administración se niega. «No todos los años hace la misma temperatura en mayo y en septiembre», indican desde otro colectivo educativo.

Sin más quejas

Tampoco hay pronunciamiento oficial acerca del protocolo demandado por el colectivo sindical. Educación apela a que esa jornada reducida que hoy comienza en los centros aragoneses responde, precisamente, a una medida aplicada para evitar que los alumnos sufran en clase las horas de mayor calor del día.

De momento, las asociaciones de padres de alumnos -tanto de la pública como de la concertada- aseguran que no les han llegado quejas concretas de más centros castigados por las altas temperaturas. Tampoco hay noticias en los institutos, aunque nadie asegura que no las haya a corto plazo. «Se suceden todos los años», asegura un director.