La iglesia parroquial de Luna recuperó ayer dos de sus más notables tablas policromadas, un año después de que salieran de su templo. Ambas obras de arte han permanecido durante este periodo de tiempo en la escuela taller Bartolomé Bermejo, dependiente de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), donde sus profesionales han rescatado su color original y eliminado la capa de suciedad acumulada con el paso del tiempo. Asimismo, los soportes de exposición y conservación han sido realizados por el taller de carpintería y ebanistería de la misma escuela. Las tablas, que representan a San Nicolás de Bari y a San Juan, están datadas en los siglos XV-XVI.

La tabla de San Nicolás de Bari, de autor desconocido, estaba bastante dañada por la acción de los insectos y se habían injertado y repintado cuatro piezas de madera en el soporte original, sustituyendo las anteriores. La superficie se encontraba atravesada longitudinalmente por cuatro grandes grietas. Además, la imagen estaba completamente oscurecida por el barniz oxidado, la suciedad de polvo, humo y los restos de gotas de cera que aparecían dispersos por toda la superficie.

O MAS URGENTE La actuación más urgente fue fijar la policromía al soporte porque se estaba perdiendo con la simple manipulación de la pieza. Se desinfectó y consolidó el soporte devolviéndole su consistencia. Se eliminaron los injertos de madera que presentaba, sustituyéndolos por unos nuevos que se adaptaban mejor a la tabla. Después se limpió la policromía eliminando la capa de barniz oxidado y los repintes. Tras estucar las pérdidas, finalmente se procedió a la reintegración a tratteggio devolviendo a la obra su unidad estética.

La tabla, de pequeñas dimensiones está decorada a dos caras, una con un santo y otra con motivos vegetales. Esta tabla presentaba pérdidas de policromía y dorado en buena parte de su superficie. El anverso tenía pérdidas de materia pictórica que dificultaban la lectura, además de numerosos clavos que dañaban zonas tan importantes como el rostro.

Los profesionales de la escuela taller tuvieron que fijar in situ la policromía porque corría serio peligro de desprendimiento. A pesar del buen estado de la madera, se desinfectó de manera preventiva y se eliminaron los clavos. La reintegración cromática de las zonas estucadas se llevó a cabo siguiendo la técnica del puntillismo. Finalmente se aplicó un barniz protector. H