Los autónomos aragoneses hemos mostrado durante estos tres últimos meses de confinamiento una lealtad y una unión ejemplar con toda la sociedad poniéndonos al frente de la batalla contra los contagios. Hemos dado sobradas muestras de prudencia, de solidaridad y de sacrificio acatando todas y cada una de las normas de prevención y de confinamiento que ha dictado el Gobierno, aún en perjuicio de nuestros negocios que sustentan nuestras familias.

Por otro lado, muchas actividades de autónomos han sido esenciales durante el periodo de confinamiento como todo el sector agroalimentario, muchos comercios, los despachos de abogados, las asesorías, las farmacias, los médicos, el transporte, la logística, el taxi... A todos ellos les debemos, junto al sector sanitario y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, haber podido sobrellevar estos meses tan duros.

Es ya una evidencia que la crisis sanitaria que estamos padeciendo tendrá graves consecuencias económicas y sociales. Es por tanto imprescindible diseñar desde ahora, y hasta que España se recupere, todo un plan de reactivación empresarial para cubrir los huecos que va a dejar esta crisis del coronavirus. Se trata de anticiparnos ahora, no de llorar luego. De los que estamos aquí depende intentarlo al menos, porque si no lo hacemos podemos dejar detrás de nosotros un reguero de negocios cerrados y de trabajadores en paro.

Y por eso me da tanto pesar que nuestra administración regional no se haya preocupado por los que somos el motor económico de Aragón. Ni una ayuda, ni un atisbo de aliento. Si el Gobierno central ha hecho lo que ha podido, el regional no ha complementado en nada.

Sorprendente porque sí lo han hecho incluso pequeños municipios de la región. Cuando lleguen las malas cifras, cuando en diciembre hablemos de una caída de la afiliación del 20%, cuando ese 20% tenga cara, ojos, sueños rotos y sean familias aragonesas pasándolo mal vendrán los arrepentimientos. Estamos a tiempo de ser responsables, de parar el virus y de poner en marcha la economía.

Si queremos volver a esta «normalidad» habrá que prestar especial atención sobre el comercio interno que ya venía muy tocado desde antes de la pandemia. Y sobre otras muchas actividades que se han visto más afectadas por la crisis.

Es esencial ser transparentes pero aún más importante dar confianza a los ciudadanos, a las empresas y a los países de nuestro entorno. España debe dar muestra de que estamos trabajando en la vuelta a la normalidad con seguridad sanitaria, con apoyo al tejido productivo, con esperanzas de empleo y de recuperación económica. Un mensaje de incertidumbre ahondaría más en la crisis y tardaríamos más tiempo en salir de ella.

Los autónomos aragoneses sabemos unir nuestras fuerzas y sacar nuestra rasmia para defender nuestro pan. Pero, eso sí, necesitamos que nuestros políticos también lo hagan. Que el espíritu constructivo inunde sus agendas y con voluntad política escuchen las necesidades de los autónomos y de la ciudadanía en general.