El próximo 4 de diciembre, el Gobierno de España entregará a Aragón siete cascos celtíberos que fueron expoliados del yacimiento de Aranda de Moncayo y que tras un tortuoso periplo judicial permanecen en el museo de arte clásico de Mougins, a 30 kilómetros de la localidad francesa de Niza. La recepción de las piezas, de incalculable valor histórico, se celebrará en un acto simbólico la sede de la Unesco en París, con la presencia de autoridades galas, españolas, miembros de la Guardia Civil y 25 embajadores. A falta de la confirmación de la agenda, están invitados el presidente de Aragón, Javier Lambán y el consejero de Cultura, Felipe Faci.

Las gestiones que han concluido con esta entrega comenzaron hace 14 meses, gracias al empeño personal del propio embajador de España en la Unesco, Andrés Perelló, que realizó las gestiones oportunas con las autoridades galas y los propietarios de las piezas, que se han ofrecido voluntariamente para devolver las piezas a la comunidad autónoma de la que salieron de forma ilegítima por un expolio cometido en el yacimiento de Aratikos y del que salieron más de 4.000 piezas que fueron vendidas a distintas fortunas europeas. Los dos autores del expolio fueron condenados a penas de seis y tres años de prisión. Ambos eran vecinos de la comarca del Aranda y llegaron a robar miles de piezas como estos cascos, que se conservan en perfecto estado, para venderlas a fortunas privadas de toda Europa.

Andrés Perelló, embajador de España en la Unesco.

Es la primera ocasión en la que dos estados colaboran para recuperar de fondos privados obras que fueron robadas en su día y se implica personalmente la Unesco, que ha cedido sus instalaciones para darle solemnidad al acto. Y sienta un precedente “ante las miles de obras que fueron sacadas ilegítimamente de sus emplazamientos originales”, señala el embajador de España en la Unesco, Andrés Perelló. El dirigente español está “muy sensibilizado con este asunto” y también destaca “la buena predisposición” de los propietarios actuales, “que no estaban obligados a devolver las piezas”, ya que ellos las adquirieron legítimamente sin conocer que provenían de un robo y la propia Justicia así lo indicaba. “Los políticos tenemos que propiciar este tipo de actos y generar situaciones favorables para que se puedan dar. Hay que destacar la buena predisposición de las autoridades francesas y del museo de Niza que han permitido revertir una situación injusta”.

Larga historia

Estos siete cascos forman parte de un lote de 18 piezas celtíberas producidas entre el siglo IV y II antes de Cristo que fueron a parara en manos del coleccionista alemán Axel Guttmann a principios de los años 90. Ya entonces el arquéologo alemán Michael Müller-Karpe alertó de que se estaban ofreciendo piezas de incalculable valor a diversas fortunas europeas, sin que ninguna autoridad se tomara en serio la advertencia. El propio director del Museo Central Romano Germánico, Markus Egg, delcaró en sede judicial que había alertado al Estado español en tres ocasiones del expolio sin que ni siquiera le respondieran. Fue la propia Fiscalía de Munich la que llegó a retener durante varios meses las piezas. Egg, junto al especialista Raimon Graells i Fabregat denunciaron en el 2012 ante la Fiscalía de Urbanismo y Medio Ambiente del Supremo el expolio, y a partir de ahí las operaciones de la Guardia Civil Helmet I y Helmet II consiguieron detener a dos personas que arrasaron el rico yacimiento de Aranda de Moncayo. Más de 4.000 piezas arqueológicas consideradas por los expertos como de un valor “excepcional”.

Los herederos del anticuario alemán vendieron los cascos tras su fallecimiento. Seis de ellos fueron subastados por la sala Hermann Historica en 2008 y 2009 y adquiridos por el museo de Mougins. Otros tres fueron subastados por Christies.

Hasta el año 2016, el yacimiento no fue protegido como Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. El año pasado se celebró el juicio que acabó con la condena a prisión de los dos principales autores del expolio. Previamente, el juzgado de La Almunia sobreseyó el caso en 2013, e incluso se le denegó al ayuntamiento de Aranda de Moncayo ejercer la acusación, a pesar del interés del consistorio por personarse y recuperar una parte del yacimiento expoliado.

Aunque poco se podía hacer por recuperar los casos, finalmente ha sido el empeño personal del embajador de España en la Unesco el que ha conseguido a través de sus gestiones recuperar estas piezas, que la próxima semana serán devueltas a Aragón, la comunidad de la que no debieron salir nunca. Su destino podría ser el Museo Provincial de Zaragoza