Casi 50.000 parados más y 100.000 ocupados menos. Ese es el saldo que deja respecto al trimestre anterior los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de los tres primeros meses del 2019. Estos suelen ser negativos, comparándolos con los de otras épocas del año, y los de este 2019 no han sido una excepción. Subió la tasa de paro, hasta el 14,7% y protagonizando su peor arranque de año desde el 2013, y bajó el número de ocupados, hasta los 19,4 millones, aunque es la mayor cifra en un primer trimestre desde el 2008.

A cuatro días de las elecciones, los resultados de la EPA dejaron conclusiones agridulces, como por otra parte viene siendo habitual. El empleo en España crece, pero no a costa de reducir sus tasas de paro, según recogen los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Comparado con otros comienzos de año y pese a que en este la Semana Santa cayó en abril, el mercado laboral español cerró el primer trimestre del 2019 con 596.900 ocupados más, la mayor cifra en un arranque de año desde el 2007 y que representa un ritmo de crecimiento interanual de la ocupación del 3,2%. No obstante y en paralelo al crecimiento del empleo, también aumentó el número de parados, siendo ambos fenómenos compatibles en la economía española. Este primer trimestre el desempleo se incrementó con la mayor intensidad desde el 2013, pues hubo 49.900 parados más, hasta un total de 3,3 millones.

«No hay claro signo de desaceleración en la creación de empleo», afirmó ayer la ministra de Economía, Nadia Calviño, durante la rueda de prensa de valoración de los datos, que calificó de «muy positivos».

La economista de Funcas María Jesús Fernández secundó la tesis, aunque alertó de que «seguimos esperando una ralentización de la economía para este 2019 y, por ende, del mercado de trabajo». «El empuje de la demanda nacional está aguantando más de lo que esperábamos», añadió Fernández.