Existen dos tesis para explicar lo que le ha pasado a la Eurocopa en esta última edición. Según la primera de ellas, habríamos asistido al definitivo divorcio entre los intereses particulares de las grandes estrellas futbolísticas y los campeonatos oficiales de carácter internacional. O sea, que a los grandes jugadores se la sudan tales acontecimientos. Llegan al verano abrumados por tanto partido, tanto acto promocional, tanta verbena y tanta petarda, y los pobrecitos pasan ya de todo. Para gente como Raúl o Beckham, una Eurocopa es sólo un incordio, una competición de medianías concebida en todo caso para el lucimiento de quienes juegan de reservas de los grandes clubes y no disfrutan todavía de contratos con cifras de ocho guarismos. La materia prima de las selecciones nacionales la constituyen hoy los futbolistas que deben ganarse un puesto entre la elite, no los auténticos y archimillonarios astros del balón.

La otra versión incide más bien en que las citadas selecciones nacionales ya no representan realmente el fútbol de sus respectivos países. Es como si ahora les dejasen hacer su propia selección a los catalanes, pero no pudiesen poner a Cruyff de entrenador ni a Ronaldinho de mediopunta (o lo que sea). Si las ligas nacionales más brillantes ponen en juego a los mejores jugadores del mundo con independencia de dónde han nacido, ¿qué pintan luego estos equipos de acceso restringido, artificiales y contra natura, en los que Figo juega de portugués aun siendo del Madrid y Morientes ejerce de español pese a su adscripción monegasca?

Pero el verdadero drama de esta Eurocopa es que ha roto la última posibilidad que tenía TVE de seguir encabezando el ranking televisual español. Al haber sido eliminada nuestra selección a las primeras de cambio, la tele oficial se ha quedado a dos velas y está siendo superada en audiencias por Tele 5 e incluso Antena 3. El mundo del espectáculo experimenta ante nuestros ojos una transformación de consecuencias incalculables. Ya verán ustedes en cuanto se percate el PP de lo que ocurre... ¡Claro, dirán los de Rajoy, como ya no está Urdaci al frente de los informativos!