María Ruberte, Irene Pérez de Ciriza e Inés Royo son tres jóvenes zaragozanas que viajaron a Ecuador formando parte de un grupo de 63 sanitarios voluntarios (enfermeros, médicos y farmacéuticos) como integrantes de una campaña sociosanitaria de prevención sin ánimo de lucro.

Todos llegaron a su destino el 24 de febrero de la mano de la Asociación Internacional de Sanitarios en España (AISE) y su vuelta no estaba prevista hasta el mes de abril, ya que la iniciativa finalizaba el próximo 31 de marzo. Sin embargo, el covid-19 también ha trastocado sus planes y dicha campaña se canceló el pasado domingo debido a la crisis sanitaria internacional.

Desde el aviso, las enfermeras de 22 y 23 años decidieron adelantar el viaje de vuelta. «Teníamos el vuelo para el domingo y de repente nos enteramos, aunque Iberia nunca nos ha mandado un mensaje, de que estaba cancelado. Lo cambiamos al viernes y nos informaron de que estaba activo», explica Irene. Ella llegó el martes por la noche a Guayaquil, uno de los principales focos del coronavirus en el país ecuatoriano, y fue al aeropuerto para tener más información. Sin embargo, se lo encontraron cerrado, con policías en las puertas que les advirtieron de que no iba a entrar ni salir ningún vuelo de allí y que el más cercano saldría el 5 de abril.

Tras confirmar la información con Iberia, volvieron a hablar con el consulado para tener respuesta. «El cónsul nos dijo ayer que mandan un avión vacío para llevarnos de vuelta a España a todos los que estamos en Ecuador. En teoría sale el viernes desde Guayaquil, afirmó Inés la tarde del miércoles. Ella e Irene tienen el vuelo de vuelta con Iberia previsto para el viernes desde Guayaquil, aunque la última todavía se encuentra en Babhoyo, ya que afirma que desde allí el Gobierno les asegura dos furgonetas para poder llegar sin problema hasta el aeropuerto. «Personalmente pienso que nos están diciendo que el deber es repatriarnos y lo que ocurre en realidad es que nos reubican en vuelos. Estamos continuamente con la incertidumbre, con noticias nuevas de última hora, sin saber bien cómo actuar o que sería lo más correcto por nuestra parte», comenta Inés.

María espera nuevas noticias desde un hostal en Quito, donde llegó el pasado lunes y desde donde su vuelo sale previsiblemente el próximo sábado. «No podemos salir a la calle porque han restringido todo contacto. Todos los días llamamos al consulado y la embajada para ver cómo está la situación de nuestro vuelo y si vamos a poder salir, porque estamos pendientes de repatriarnos. Nos han dicho que, si se cancelan los vuelos del sábado, no tendríamos opción de repatriación y nos tendríamos que quedar en Ecuador hasta que vuelvan a operar las aerolíneas. Todos los días toca esperar qué medidas toma España y cuáles Ecuador. La duda que tiene la embajada es si ese avión va a poder llegar a Ecuador y le van a dejar aterrizar y sacarnos. Estamos pendientes todo el rato de saber qué podemos hacer, si nos han cancelado el vuelo o si no», explica.

La zaragozana insiste en que los vuelos que tiene asignados son cancelados con un día de antelación o los ponen de nuevo operativos sin previo aviso. «Es la incertidumbre de no saber si vamos a volver. Además, somos sanitarios y en España seríamos muy necesarios. Nos da rabia el hecho de que aquí estábamos haciendo una campaña sanitaria muy importante y necesaria, y ahora que nos necesitan allí, no podemos volver», añade María.

María Ruberte, en el vídeo, en la fila inferior a la izquierda

Otra aragonesa, en casa

De los 63 profesionales de la sanidad que integran la campaña solidaria, dos han vuelto a territorio español.

Raquel Tejedor, también de Zaragoza, es una de las dos jóvenes que descansa en su casa desde el martes. «Me reubicaron en el vuelo del próximo viernes, Elena y yo fuimos las primeras en tener ese vuelo. Pero decidimos ir a Guayaquil antes para coger el primero disponible. Llegamos el lunes antes de que despegara y conseguimos que nos metieran a última hora», apunta la enfermera, que una vez en Aragón, cree que «la situación en el país está muy mal, peor de lo que pensaba, y Ecuador va por el camino, pero espero y deseo que puedan salir».