El espíritu de José Luis Iranzo, el ganadero de Andorra asesinado por Igor el ruso el 14 de diciembre del 2017 junto a dos guardias civiles, invadió ayer la XV Asamblea General de UAGA. El asesinato del que estaba llamado a ser el sucesor natural de José Manuel Penella dejó un agujero tan grande en la organización agraria que su recuerdo sobrevoló el salón de actos de la residencia escolar Pignatelli a lo largo de toda la mañana. Como reconoció ayer Penella, lo más difícil fue buscar relevo a Iranzo, que ya había aceptado el reto.

José María Alcubierre ha tenido la valentía de dar ese paso «con tristeza» -como él mismo dijo tras ser elegido secretario general- pero también «con responsabilidad», lo que le valió el apoyo de la práctica totalidad de los delegados con derecho a voto.

Tras el emotivo homenaje a Iranzo, en el que se proyectaron imágenes y vídeos del ganadero de Andorra, Penella entregó una escultura a su viuda, Eva Febrero, quien volvió a exigir más seguridad en el medio rural. «Tenemos que demandar más protección y si alguna vez os pasa algo no os pongáis en riesgo porque los que se quedarán sin ninguna protección institucional será vuestra familia», dijo a los agricultores presentes en la sala. Febrero volvió a poner en tela de juicio el dispositivo que se puso en marcha hace un año en Andorra.

En esta línea se manifestó Alcubierre, que dijo que pedirá una reunión a la DGA para analizar lo sucedido esos trágicos días.

El presidente Lambán, que acudió a la asamblea, anunció que la DGA mantendrá su apoyo, tal y como estaba previsto, a la modernización de explotaciones y la incorporación de jóvenes al campo con otra convocatoria de subvenciones. La del próximo año estará dotada con 20 millones. Con ella, el Ejecutivo habrá impulsado cuatro convocatorias en lo que va de legislatura por un importe de 90 millones que han ayudado a incorporar a 1.300 jóvenes.