"La expresión artística es uno de los caminos de inicio en el descubrimiento del interior. Abrir las puertas es el comienzo de una gran aventura". Con estas palabras a modo de carta de presentación aparece la zaragozana M Ascensión Casabón en el escenario artístico aragonés. Esta "pintora espiritual", como ella misma se define, acaba de presentar en la capital aragonesa una singular exposición de pintura. Y es que, Anábasis --que así se hace llamar por estos lares de brocha y caballete-- pinta sobre un material inusual: la seda.

"La verdad es que empecé por casualidad. En un curso sobre tejidos nos enseñaron esta técnica y vi que tenía muchas posibilidades, porque logras unos efectos que no consigues con otro material: es como si los colores fluyeran en la seda, ya que aplicas la pintura y se extiende sola sobre ella", asegura Casabón. Pero como ella misma reconoce, no es tan sencillo como en un primer momento se puede pensar: "Es difícil porque si cometes un error tienes que volver a empezar desde el principio; además hay que conocer la técnica".

El primer paso sería estirar la seda en un bastidor para poder aplicar +a pintura, que es especial y similar a la acuarela, sin que haya arrugas que impidan una aplicación óptima. Después se administraría a la seda "un pegamento especial que se llama guta --explica Anábasis, que significa ascensión en griego-- para contornear las figuras que queremos hacer. De esta forma se crea una barrera que evita que se mezclen los colores. Cuando se seca el pegamento ya se puede aplicar la pintura. Una vez pintado, se plancha para fijar bien el color y se pone a remojo la seda para que se disuelva el pegamento. Finalmente, se vuelve a lavar, se estira y se coloca ya en el lienzo".

Aunque M Ascensión lleva más de quince años trabajando sobre este material, ésta es la primera vez que lo hace con la intención de convertir su arte en obra pictórica. Y es que hasta la fecha "nunca había hecho un cuadro". Pañuelos, fulares e incluso lámparas eran los soportes sobre los que trabajaba. "Hasta ahora pintaba distintas prendas y luego las vendía en ferias de artesanía o hacía encargos como cabeceros de cama para algunas tiendas de Zaragoza. Para la Expo de Sevilla, la DGA me invitó a que fuera al pabellón de Aragón a exponer mis pañuelos", recuerda Casabón.

Hasta que un día, M Ascensión decidió ir más allá. Tanto que se convirtió en Anábasis. "Llegó un momento --comenta-- en el que quise hacer algo más. En mi interior crecía una inquietud y un deseo por poder transmitir una obra creativa conjunta. Sentí la necesidad de comunicar una vivencia espiritual". Esa espiritualidad se aprecia en todo su esplendor en el cuadro Elevación , que puede contemplarse junto con el resto de su obra y hasta el 28 de agosto en la sala de exposiciones de la Caja Rural de Teruel en el paseo Pamplona. "En esta pintura intenté reflejar cómo el hombre puede desprenderse de sus estructuras impuestas y alcanzar un equilibrio y claridad que le permita realizarse".