Con una legislatura agonizante y una temporada irregular en las estaciones de esquí, un globo sonda reactiva el proyecto de la ampliación de Cerler por Castanesa, una vieja ambición del Gobierno de Marcelino Iglesias -esperada por los habitantes de la zona y muy cuestionada por los ecologistas, CHA e IU-. Este proyecto, tras una legislatura en la que el Gobierno aragonés apenas ha movido ficha para poner en marcha su anunciada unión de las estaciones de esquí más occidentales y la ampliación de Cerler, fue reactivada el pasado lunes por la consejera de Economía y presidenta del consejo de administración, Marta Gastón, en un coloquio de la Asociación de Mujeres Empresarias de Huesca.

Su inesperado anuncio ha acentuado la tensión que mantiene en los dos últimos años (aunque de forma discreta) la coalición de Gobierno PSOE-CHA. El anuncio incluso ha cogido por sorpresa a dirigentes socialistas que apuestan por esta ampliación de la estación de Cerler por el valle de Castanesa; y al Departamento de Vertebración del Territorio. Su consejero, José Luis Soro, forma parte del consejo de administración de Aramón. Eso sí, en las últimas semanas como convidado de piedra, pues no ha tenido conocimiento de las intenciones de Gastón y ni siquiera fue invitado a una reunión informal que, dos días después del anuncio, mantuvo parte del consejo de Aramón para informar de esa ampliación. Esta pasa, entre otras fases por la conexión de Cerler con Castanesa y un nuevo telesilla. Según Gastón, los estudios técnicos están en marcha. De forma oficial, ningún documento acredita la existencia de esos estudios.

Este acelerado esprint a dos meses de las elecciones es una forma de mantener vivo un proyecto tras otra legislatura en blanco. En realidad, no se ha dado ni un paso desde el anuncio del proyecto en el 2003.

La situación es similar a la del 2011. El socio del PSOE entonces, el PAR, se opuso a acelerar el proyecto. La consejería de Industria, que dirigía Arturo Aliaga demoró un informe necesario a pesar de las prisas del Ejecutivo de Iglesias por acelerar un proyecto en el que este y gran parte de su equipo tenía interés por impulsar. Ahora, con socio y protagonistas distintos, Castanesa resurge como elemento de conflicto.

CHA emitió un comunicado de su rolde de Medio Ambiente, dirigido por David Félez: «Nos encontramos ante un mero anuncio de precampaña, de un proyecto inviable económicamente y medioambientalmente, y si de lo que se habla es exclusivamente de conectar a través de un remonte Castanesa con Basibé estamos ante un proyecto nuevo». Desde la consejería de Vertebración del Territorio han optado por un prudente silencio. CHA también recuerda que Aramón frenó el proyecto en el 2016, cuando el TSJA paralizó el plan de ordenación urbana de Castanesa, que proyectaba 4.000 viviendas en el valle y que era «un plan diseñado para especular con el suelo y que supuso que se pagaran con dinero de Aramón cifras desorbitadas por prados donde siguen pastando las vacas, y que solo benefició a unos pocos sin que haya supuesto creación de empleo ni asentamiento de población».

El argumento de CHA, es que la conexión a través de Basibé nunca ha figurado en las fases proyectadas para la ampliación, ni está incluido en el Plan de Interés General de Aragón que se diseñó para esta obra, que ampliaría los kilómetros esquiables de 77 a 100 y abriría oportunidades de actividad económica a esa zona de la Ribagorza. Montanuy, con 17 núcleos de población, cuenta con 211 habitantes censados, poco más del centenar viviendo de forma continuada y con la ganadería como principal sector de riqueza. En Montanuy no entienden que lo que es posible en valles vecinos como Benasque o Boí, se les niegue a ellos. Allí ven la ampliación como una oportunidad para la supervivencia de la zona, como defiende su alcaldesa, Esther Cereza, que pide a los opositores alternativas en lugar de un rechazo frontal a un proyecto que consideran vital. En Montanuy observan con moderado optimismo el anuncio de Gastón, aunque con escepticismo al llegar en tiempo de descuento.

Los plazos apremian. El próximo año caduca la declaración de impacto ambiental de la ampliación, por lo que urge poner en marcha la obra. Pero, más allá de la declaración de impacto, urge también el movimiento de la sociedad Castanesa Nieve, (formada por el consistorio y Aramón, a su vez participada al 50% por Ibercaja y el Gobierno de Aragón) y que nació para gestionar ese megaproyecto. Una sociedad que sin actividad corre riesgo de liquidación mientras los prados de la zona siguen siendo solo pasto para las vacas. Aunque cada vez queden menos.