Puestos de vigilancia, cámaras de seguridad, vallas electrificadas, trampas, focos... El establo más protegido de Villalengua se parece más a un fuerte o una prisión de seguridad que a otra cosa. Desde hace un mes, patrullas de forestales y expertos en biodiversidad llegados de distintas comunidades autónomas vigilan y analizan la zona donde un depredador, al parecer un felino de "gran tamaño" --según fuentes de Medio Ambiente--, ha decapitado a más de una veintena de corderos durante las últimas semanas.

El despliegue, sin embargo, no ha permitido identificar hasta el momento al animal que ha sembrado el desconcierto entre los especialistas y los vecinos de este pequeño municipio de la ribera del Manubles. "Hasta ahora se habían registrado en Aragón algunos ataques similares de perros asilvestrados, pero en este caso tanto las huellas encontradas como la forma en que aparecieron los corderos, decapitados, no se corresponden con ninguno de los casos precedentes", señalaron fuentes de Medio Ambiente.

Las huellas

Las huellas coinciden con las de un felino de gran tamaño, tanto por su profundidad como por las marcas de sus uñas, "distintas a las que dejaría un gato montés" según señalaron las mismas fuentes. Tampoco la forma en que fueron atacados los corderos se corresponden con ningún animal típico de la zona. "El zorro y los perros asilvestrados u otros animales salvajes se hubieran comido antes las vísceras o las costillas, partes que tienen más sustancia", explica una pastor de la zona.

La vigilancia de la zona se realiza principalmente durante la noche, momento en que se han registrado todos los ataques hasta el momento. Para ello, una patrulla vigila sobre una plataforma con el fin de poder controlar un campo visual más amplio. En los puntos menos accesibles los técnicos cuentan con focos para alumbrar la zona cuando perciban algún movimiento extraño. Del mismo modo, los técnicos han colocado diversos cebos y cámaras de foto automáticas con sensor.

Sin embargo, desde que se ha colocado todo este dispositivo el animal en cuestión no ha vuelto a aparecer. Según fuentes cercanas al operativo, el felino pudo intentar colarse por última vez la pasada semana, una vez que ya se había colocado el pastor eléctrico o valla electrificada. Al parecer, éste entró en funcionamiento porque se encontraron rastrojos quemados. Según las hipótesis, al no haber conseguido entonces entrar en el establo, el animal podría haber cambiado de objetivo.