La nueva estación de aforo y medición, construida por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) el año pasado en Quinto, ha sido una de las causas del deslizamiento de los pilares del paso elevado que obligó al derribo parcial de puente.

El director general de Carreteras de la DGA, Gonzalo López Pardos, señaló que las pruebas de batimetría realizadas en el cauce del río Ebro han determinado que la "isla artificial" construida para colocar esta estación --una vez rebasado el puente de Gelsa--, ha provocado una serie de remolinos en la curva del río que han socavado el talud y, por tanto, motivado la cadena de cinco deslizamientos de tierra registrados.

MAS CAUSAS Por otra parte, los informes señalan que además de esta causa ha podido influir un acuífero "colgado" que drena la plana de Quinto y que desemboca en el río precisamente a la altura del paso a nivel. Según López Pardos, aunque se trata de una corriente natural, durante la inspección se detectó una "fuga importante" en la conducción de regadíos de Quinto que convergía en este acuífero y que "ha podido influir" en el arrastre de tierra.

Los técnicos constataron que este barranco portaba más agua de lo normal, de modo que sondearon la zona y encontraron esta avería, por lo que la comunidad de regantes ha cortado el suministro.

A las circunstancias que motivaron al siniestro habría que añadir las características de la cimentación del propio paso a nivel, que fue construido por Infraestructuras Ferroviarias.

Según López Pardos, a pesar de que en el proyecto de construcción figuraba una cimentación con pilotes cilíndricos, a la hora de ejecutarlo se consideró más idóneo poner unas pantallas (unos muros planos que se apoyan en la roca). Sin embargo, los análisis han detectado que, en este caso, las pantallas han actuado como barrera del acuífero --que discurre precisamente bajo el pilar afectado--, de modo que al final ha terminado desplazándolas.

UNOS 2,4 MILLONES DE EUROS No obstante, López Pardos descartó acudir a los tribunales y abogó por negociar con las partes --fundamentalmente con la CHE-- para hacer frente al alto coste, que puede superar los 2,4 millones de euros (aproximadamente 400 millones de pesetas).

El director general de Carreteras señaló que al principio la situación fue "alarmante", y se temió por la estabilidad el puente. "Además de la pilastra que se veía claramente inclinada, también el resto de pilares se movió hasta 3 o 4 centímetros diarios", indicó López Pardos. Sin embargo, una vez que se descargó el terreno, los pilares dejaron de moverse e incluso rectificaron su posición. "Cuando comprobamos que el puente retrocedía un centímetro nos quedamos más tranquilos. Sabíamos que podíamos salvar una buena parte de la infraestructura", concluyó.

Con los asientos del puente reacomodados, se derribó el pilar dañado con urgencia y de forma mecánica para que Renfe pueda reiniciar su actividad lo antes posible. Una vez libre la zona, las próximas actuaciones irán encaminadas a consolidar el puente y a reconstruir la parte que ha sido derrumbada. Unos trabajos que se pueden prolongar durante 5 o 6 meses y que no tienen precedentes en Aragón.

Además, también fue necesario cortar un carril por un deslizamiento en al acceso al puente del río Ebro desde Sástago y La Zaida, precisamente la zona donde se encuentra la estación de aforo de la CHE. Respecto a estas obras, Gonzalo López explicó que ya se ha descargado el talud desprendido y que en los próximos días se va "a hincar el extremo de la carretera a la roca mediante carriles" para que tenga un apoyo sólido.