No ha sido un buen año para la estaciones de esquí aragonesas, aunque en los últimos meses las cifras de afluencia y facturación han mejorado de forma notable. El domingo concluye una temporada que sus responsables ya califican de «desigual», ya que comenzó prácticamente sin actividad por la falta de precipitaciones en el mes de diciembre.

Sin embargo los dos últimos meses han sido «buenos» gracias a un tiempo soleado que ha acercado a muchos esquiadores a disfrutar de la nieve que cayó en enero. «La temporada ha sido rara», señaló ayer el director de la estación de Candanchú, Carlos Morales, que afirma que si hubiera nevado en el mes de diciembre «se hubieran batido el récord de afluencia» de años precedentes.

Aunque el final de la temporada está a la vuelta de la esquina, desde Aramón prefieren no hacer un balance y remiten al próximo domingo para dar conocer las primeras cifras. Sus estaciones ofrecen este puente de Semana Santa 120 kilómetros de pistas y variedad de actividades para disfrutar del deporte blanco hasta el último minuto.

En el caso de Cerler, la estación cuenta estos días con nueve remontes, 37 pistas y 40 kilómetros. Los espesores varías entre los 30 y 110 centímetros de nieve dura-primavera. Formigal-Panticosa dispone de 17 remontes, 61 pistas y 81 kilómetros (entre 50 y 75 centímetros de nieve dura).

El director de Candanchú resaltó que el primer día del puente de Semana Santa no contado con una gran afluencia de visitantes (unos 1.500 esquiadores), aunque para los próximos tres días se esperan elevar esas cifras.