«Me extraña que solo haya 300 casos, seguro que hay muchísimos más». Lo dice un usuario anónimo de la tarjeta de AUZSA -ahora Avanza- que hace dos años ya recargó de manera fraudulenta el saldo de este título de transporte, válido para el autobús y el tranvía de la ciudad. Es uno de los casos a los que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, que se une a los, presuntamente, 369 que afectan a las tarjetas Ciudadana y Lazo, que también destapó ayer este diario.

Un fraude que, en este caso, resulta muy difícil de cuantificar. Así lo confirmaron fuentes de la empresa adjudicataria del servicio de autobús y de esta tarjeta de prepago. Desde Avanza trabajan ahora mismo en estimar hasta qué punto se han podido extender estas recargas ilegales en el elevado número de tarjetas que hay en circulación, un documento que no va asociado a ningún nombre y que cualquier persona puede adquirir una, o las que considere oportunas, en establecimientos, como quioscos o estancos.

La tarea, además, la complican factores como que no se puede realizar una «discriminación masiva» de todos los casos sospechosos; es decir, que no se pueden desactivar todas las tarjetas sobre las que se sospeche un uso fraudulento hasta que no esté demostrado. Tampoco es sencillo elaborar la estimación a partir de las validaciones de viaje y de los ingresos correspondientes, puesto que la realización de trasbordos dificulta este planteamiento.

De esta forma, todavía no hay números que precisen los casos como el que abre esta información. Este usuario relató que tuvo acceso al fraude hace ahora unos dos años y que fue un estudiante universitario quien se encargaba de realizar el trabajo. Por 10 euros, le recargaba 50. «Funcionaba perfectamente porque te ponía el saldo que tenías en la pantalla del validador del tranvía. Todo era totalmente normal», explicó. «Lo han usado miles seguro, y fuera de la universidad, también. Realmente es algo sencillo, una persona con cuatro conocimientos de lectores de tarjetas y un móvil con tecnología NFC lo hacía», detalló. Al respecto, no dudó en añadir: «Había mucha más gente, una pasada. No sé qué fraude habrán montado pero tiene que ser grande».

De hecho, afirmó que llegó a ver en la red social Instagram anuncios que publicitaban esta práctica. «El fraude gordo venía con las que comprabas en cualquier lado. Picabas y tapabas la pantalla un poco porque cantaba. Me daba hasta vergüenza picar y ver cientos de viajes. Si se te bloqueaba, te comprabas otra y ya está», concluyó.

Las tres tarjetas -Avanza, Ciudadana y Lazo- sirven para moverse en el tranvía y el autobús, aunque dependen de distintas empresas. La primera la gestiona la adjudicataria del autobús, mientras que de las otras dos se encarga la UTE Hiberus-ZityCard. En ambas se utiliza la tecnología NXP Myfare, común para estos usos en varias ciudades del mundo. Hay 238.000 tarjetas Ciudadanas y 40.000 de Lazo.

LOCALIZADOS

Desde el ayuntamiento se minimiza el alcance y se remiten exclusivamente a los datos que facilita la empresa Hiberus, únicos que han podido cotejar, y que dicen ser un máximo del 0,1% del total de tarjetas Lazo y Ciudadana. En cualquier caso, el ayuntamiento presentó ayer por la tarde una denuncia en la Policía Nacional por la estafa de las recargas. Desde Hiberus confirmaron que son, en concreto, 369 los casos detectados, aunque está por saber si hay falsos positivos y la cifra se reduce. De ellos, 69 corresponden a la tarjeta Lazo y 300 a la Ciudadana. Las mismas fuentes añadieron que ya tienen localizadas a dos personas que hacían estas cargas fraudulentas, como a un grupo que se encargaba de difundirlas. También, que tienen los nombres de los 300 usuarios de la tarjeta Ciudadana y que el desfalco podría ser de unos 12.000 euros.

La empresa y el consistorio mantuvieron ayer una reunión para abordar este problema, en la que participó la concejala de Participación, Transparencia y Gobierno Abierto, Elena Giner. Ahí se puso de relieve que en Zaragoza se han detectado estos 300 casos en el primer semestre del 2019, en el que existe un desajuste entre el saldo y las recargas, mientras que en el segundo del año pasado fueron 75.