Ramón y Marina, los padres de Elías Iván, el niño boliviano que murió ahogado el sábado en una poza del río Jalón cerca de Alagón, estaban ayer rotos por el dolor. "Estamos muy mal", manifestó la madre en unas breves declaraciones telefónicas. "Murió nuestro hijo", añadió entre sollozos.

El pequeño, que había ido con ellos a pasar un día de asueto al paraje de El Caracol, fue descubierto por unos bañistas, entre las cinco y las seis de la tarde, flotando en una poza del Jalón, muy cerca de una balsa con base de cemento que apenas cubría. Una persona que vio un zapato de niño flotando en el agua sobre las 17.20 horas dio la voz de alarma y enseguida acudieron del cuartel de la Benemérita de Alagón, así como la Policía Local y un equipo del 061.

"Estábamos ahí, comiendo, y había un sitio con agua y otro al lado, y se metió al fondo", agregó Marina, que ya no pudo seguir hablando.

CONSTERNACIÓN

Los padres se dieron cuenta de que algo extraño pasaba cuando vieron que el zapato hallado era el de su pequeño. Inmediatamente empezaron a buscar por los alrededores: en los vestuarios, en la zona de juegos infantiles...

Elías Iván apareció en una poza con una profundidad de un metro y medio o dos metros, según el alcalde Alagón, José María Becerril, que ayer decretó tres días de luto y ordenó que las banderas de la fachada del ayuntamiento ondearan a media asta, una de ellas con un crespón negro. "Estamos todos consternados, muy tristes, nunca había pasado nada tan grave en El Caracol", subrayó el regidor, que aseguró que hoy asistirá al entierro del pequeño.

Nada más encontrar el cuerpo, especialistas del 061 intentaron reanimarlo mediante unas maniobras que duraron una hora, según indicaron fuentes de la Guardia Civil, que se ha hecho cargo de la investigación. Finalmente, al perder toda esperanza de devolverle la vida, el cadáver del pequeño fue trasladado por la Sangre de Cristo al Instituto Anatómico Forense, donde se le ha practicado la autopsia.

Al parecer, el pequeño, que iba vestido, había estado jugando en una balsa poco profunda donde hay pan de rana, una especie de alga acuática. En esa zona, que está cementada, el agua apenas cubre. Pero de ahí pasó a una poza contigua, más profunda, a la que pudo caer al sufrir un tropiezo o por culpa de un resbalón.

No sabía nadar y ya no logró salir. Luego, el zapato infantil que apareció flotando puso en alerta a un grupo de bañistas que lo descubrieron.

Los padres de Elías Iván, que tienen otros dos hijos de más edad, llevan unos cuantos años en España. Aquí nació el más pequeño, que estudiaba en el colegio Lasalle de Montemolín, dado que la familia reside en el barrio de San José, en Zaragoza.

El hecho de que fueran a pasar el sábado a El Caracol se debe a que alguien les recomendó ese sitio, donde existe un merendero muy frecuentado.