El Matarraña está siendo un oasis en estos rebrotes de la pandemia en Aragón. Tanto sanitariamente, algo que comparte en realidad con la mayoría de comarcas de la comunidad, como turísticamente, lo que es más raro en un año en el que las campañas se dan por perdidas, los hoteles cierran y los empresarios temen una ruina total. El presidente de la comarca y alcalde de Mazaleón, Rafael Martí, explica cuáles son, a su juicio, las claves de este éxito.

--La comarca del Matarraña está superando extraordinariamente bien estos rebrotes en la pandemia, ¿no es cierto?

La verdad es que sí, estamos muy bien. No quiere decir que cualquier día no pueda surgir un contagio, como en todos los sitios, pero ahora mismo no hay ninguno notificado. Alrededor del 15 de julio hubo algunos, pero fueron muy localizados y se pudieron controlar rápidamente.

--¿A qué atribuye esta situación, frente a la que sufren otras zonas de Aragón?

Supongo que, al ser pueblos pequeños, es más difícil que haya tanto contacto, y además, hasta hace poco, ha habido muy poca movilidad, tanto dentro de esta zona como llegada desde fuera de ella. Tanto desde la comarca como desde los ayuntamientos hemos ido dando una serie de consejos de seguridad y recomendaciones, que se difundían como bandos por los ayuntamientos y la gente ha hecho mucho caso a todo lo que se le decía, por lo que se ha podido controlar la situación en todas partes.

--¿Esto está teniendo su efecto positivo en el turismo?

Y tanto, se han superado todas las perspectivas que teníamos. Desde el Gobierno de Aragón, los empresarios turísticos a los ayuntamientos, se han lanzado diversas campañas turísticas y se ha trabajado mucho en protocolos de seguridad turística, para que no haya contagios. En la comarca siempre hemos trabajado en la sostenibilidad turística, y este año, con la pandemia, la gente buscaba precisamente lugares de grandes espacios, donde poder practicar deporte de forma segura y estar en familia. Así que todos estos años de trabajo, aunque sea por esta situación, están dando sus frutos.

¿Así que han conseguido mantener el turismo de otros años pese a esta situación?

No, no es que se haya mantenido, es que se ha superado. Está todo a tope. Normalmente, otros años, julio es un mes algo más flojo en esta zona, pero este año ya estábamos al 100% de ocupación en casi todos los establecimientos. Y en agosto también estamos al 100%. Además es una situación que se da un poco por todos los municipios. Tenemos 18 pueblos con encanto, cada uno de ellos con algún tipo de monumento destacable o un paraje natural perfecto para pasear, y la gente lo aprecia y se está acercando a conocernos.

--Con el exitoso panorama que pinta, ¿no le da miedo que la llegada de tanto turista pueda propiciar brotes de los que se están librando?

Creo que siempre es bueno que venga gente. De la manera en la que lo tenemos montado aquí, el turismo es sostenible, no es de aglomeraciones. Es un turismo familiar, tranquilo, es difícil que se produzcan contagios.

--Ahora se dan noticias de pueblos que se autoconfinan ante el aumento de casos. En la comarca fueron de los pioneros en estas actitudes, por ejemplo en Valjunquera. ¿Cree que ha ayudado a controlar la propagación?

Supongo que sí. Ya antes de lo de Valjunquera, el consejo de alcaldes se reunió y decidimos conjuntamente suspender las fiestas patronales, también fuimos de los primeros en hacerlo. Incluso pactamos no hacer ningún acto cultural en la fecha en la que normalmente serían las fiestas, para que la gente no interpretase que era una semana especial y se relajara. Con todo esto, y los consejos que hemos ido dando desde el consejo comarcal y los ayuntamientos, siempre en coordinación con el Salud, creo que la gente ha estado mejor prevenida. Así que cuando llegaron casos como el de Valjunquera, la propia alcaldesa supo cómo actuar y la población colaboró para que todo saliera bien.

--¿El brote de la residencia de Valderrobres también contribuyó a que la gente tomase conciencia de la peligrosidad del virus?

Es normal que la gente se asustara. En el municipio se trabajó muchísimo para controlarlo, y me consta que desde el propio centro también. Como lo hicieron los empresarios turísticos a la hora de preparar los establecimientos para la gente.

--Los nombra mucho, ¿les da mucha parte del mérito de estos buenos resultados de visitantes?

Es que se lo han trabajado mucho. Fueron de los primeros en revisar y acondicionar las casas rurales y hoteles para evitar riesgos de salud. Y lo hicieron además con un interés, no sé cómo explicarlo, que iba más allá de su propio negocio, pusieron muchas energías en ello.

--¿La pandemia ha cambiado el perfil del visitante este año, al tener que ser solo españoles?

No mucho, los que vienen suelen ser españoles, sobre todo de Valencia, Cataluña y Aragón, lo que tenemos más cerca. Aunque la verdad es que la procedencia exacta de los que hayan venido este año habrá que esperar un poco para saberla, cuando las oficinas municipales de turismo pasen sus resultados.

--Este año tuvieron hasta visita ilustre, con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, por Cretas. ¿Es habitual de la zona?

La verdad es que no lo sé, pero al ser un pueblo pequeño en seguida se supo todo y circularon fotos. Siempre es de agradecer que nos visite cualquier personalidad, contribuye a que se nos conozca más fuera de Aragón y sigamos atrayendo turismo.

--Pero este conocimiento les está trayendo también algún disgusto por el apelativo, ¿no es así?

Sí, porque me gustaría dejar claro que nosotros estamos muy agradecidos por que se promocione la zona con cualquier tipo de campaña o iniciativa. Pero últimamente se están refiriendo demasiado a la zona como la Toscana aragonesa, incluso se ha llegado a identificar el Matarraña con un solo pueblo. Esto nos preocupa porque se diluye la identidad de la zona, que tiene una gran entidad, con una personalidad e identidad cultural propias.