—¿Qué balance hacen desde el comité organizador de la FIMA?

—Ha sido una feria muy buena, de verdad. Llegamos con cierta incertidumbre por el coronavirus y porque, en las redes sociales, la gente ya anunciaba que se iba a manifestar y llamó a ello. Sin embargo, de las que recuerdo, en esta he visto mucha calidad del visitante y se nota que la gente joven está empujando y demandando más tecnología. Hay más formalidad y el agricultor está entendiendo el mensaje de que tenemos que optimizar costos y rendimiento.

—¿Ni el coronavirus ni la crisis que atraviesa el campo entonces han afectado a esta feria?

—No ha influido para nada. No hay más que venir hoy (por ayer sábado) y darse cuenta. Es un día muy familiar y hay muchos niños y niñas, que serán los protagonistas del futuro. La gente está muy contenta, lo hemos comentado, y no hay que olvidar que esta feria es el foro de la agricultura, aquí estamos todos los que, de alguna manera, hacemos posible la existencia de la agricultura. ¿Cómo la vamos a matar? Eso no se puede permitir. FIMA es la casa de la agricultura y este año se ha demostrado más que nunca, si alguien tenía alguna duda, que seguimos aquí y fuertes pese a las turbulencias que han rodeado al sector.

—Han tenido también más superficie y han venido más expositores.

—Se ha batido récord de espacio con 165.000 metros cuadrados y con 1.653 expositores. Incluso este año el concurso de novedades ha contado con un 8% más de presentaciones y se han concedido 41 premios frente a los 36 del año pasado. Todas las cifras han crecido. He visto muchísimas filas para entrar y mucha gente.

—¿Cree que se han cerrado importantes negocios en esta FIMA para el sector?

—Ha habido misiones internas, sobre todo a través de la asociación nacional de fabricantes exportadores. En este sentido ha habido contacto con gente que ha venido incluso de Malasia y, en total, se han realizado 3.000 entrevistas. Esto refuerza mucho el sector de la maquinaria agrícola española en el exterior. El fabricante español está muy reconocido por su calidad en el resto del mundo y aquí ,en la FIMA, se abren oportunidades de negocio pero no solo para los agricultores españoles, sino también para los de fuera que comercializan maquinaria española.

—¿Repetirá como presidente del comité organizador?

—No, cada edición se elige un presidente nuevo, pero continuaremos en el comité. Ya llevamos muchos años perteneciendo a él.

—¿Se lleva alguna idea o propuesta de esta edición que podría volver a repetirse en la siguiente?

—Eso lo valoraremos en el balance de esta FIMA que se hará dentro de un mes. Ahí saldrán las propuestas para el siguiente comité organizador y yo puedo tener alguna idea, pero antes debería contarla en esa reunión de balance y cierre.

—En definitiva, esas turbulencias de las que hablaba antes no han trastocado el prestigio de la FIMA y está contento.

—Muy contento. Sí que te puedo decir dos cosas nuevas que nos han gustado. Por un lado, el pase especial para concesionarios, que es una de las cosas que más ha influido en las buenas sensaciones porque en esta feria se han cerrado más operaciones. Se ha vendido más este año dentro de la feria y ha habido más vendedores de concesión dentro de los expositores atendiendo a los clientes. Era uno de los objetivos y lo hemos logrado. También ha dado mucho prestigio a la feria la gala de entrega de los premios a las novedades tecnológicas y de excelencia. Se celebró en el Palacio de Congresos y resultó ser fantástica. Fue un acierto total, a nivel internacional vinieron muchos directivos de grandes marcas, y es algo para repetir seguro el próximo año.