"Ha sido una experiencia muy positiva". Así resume Elisa Terrén, una joven de 33 años, su experiencia con el servicio de taxi adaptado en 60 socios de Disminuidos Físicos de Aragón (DFA). Ella lo usa, como mínimo, dos veces al día, para trasladarse de su domicilio en el centro al Actur, donde se encuentra su centro de trabajo.

"Me ofrecieron la posibilidad de participar en el programa, lo vi interesante para poder desplazarme con más facilidad y no tener que depender de tantos horarios. Llevo desde febrero del año pasado", relata Elisa.

Aunque lo habitual es que lo use para desplazamientos laborales, a veces llega a coger un taxi adaptado hasta cuatro veces al día, para acudir al gimnasio o incluso alguna actividad de ocio.

"Antes tenía que depender de los horarios. Lo tenía que pedir con antelación. Tenía que planificar todos mis movimientos, mínimo 24 horas antes, y en algunas circunstancias una semana antes. Ahora llamo y en un cuarto de hora están. Ha supuesto una mayor independencia para mi vida", indica.

En general, la bonificación establecida alcanza el precio de la carrera. "Alguna vez para ir al trabajo sale un poquito más", asegura. El único pero, por poner alguno, es que los recorridos que se hacen en sábado no están bonificados al mismo nivel que los domingos, cuando el ahorro es de 12 euros.

Ella ha establecido ya hasta una relación de complicidad con los taxistas que le llevan de un lado a otro de la ciudad. "Si vas con muletas, como es normalmente mi caso, los conductores te ayudan, son conscientes del taxi que llevan. Como ya te conoces, la relación es muy cercana", asegura.