La boticaria de Palomar de Arroyos, Amparo Armiñana, fue detenida en mayo por la Guardia Civil cuando transportaba medicamentos a Valencia para, presuntamente, revenderlos en una parafarmacia. Recibió llamadas de empleados y amigos para interesarse por ella, si bien sus conversaciones impulsaron esta macroperación que afecta a ocho provincias españolas.

La frase "Esto no tiene nada que ver con la exportación", que escuchó la Benemérita, tras pincharle el móvil, puso en alerta al Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de Teruel.

Armiñana se lo dijo a Gonzalo Julve de la Iglesia, un comercial de una empresa dedicada a la distribución de fármacos --imputado también en la causa--. Éste llega a preguntarle si "le hizo caso con lo que le dijo y sacó el dinero...", a lo que esta boticaria respondió con carraspera y con afirmaciones vagas, según las pesquisas, recordándole al otro interlocutor que "tenía los teléfonos intervenidos".

A este hombre también le jugó una mala pasada una conversación con una farmacia de Tarragona a la que le intentó vender el funcionamiento de esta organización. "Hay empresas intermedias a las que los boticarios mandan género y este luego nos lo envían a nosotros, pero estas empresas grises no son nuestras", señaló mientras afirmó: "O sea, tu ganas algo, la empresa algo y yo algo, pero para que sea mucho hay que mover grandes cantidades".