Es pleno agosto, pero los alrededores de la estación de Canfranc parecen vivir un día de temporada baja. Las terrazas y las tiendas de recuerdos trabajan a medio gas. "Así ha sido desde que cerró el túnel", afirma un vecino de Canfranc. En los restaurantes estiman que la venta de comidas y consumiciones han caído durante estos meses "cerca del 50%". Lo mismo ocurre en la panadería, en la carnicería y en otros pequeños negocios para los que los meses de verano son uno de los momentos fuertes del año junto a los que tienen nieve en las pistas.

Todas las personas que viven del turismo en esta villa tienen una explicación lógica a este brusco descenso en ventas. "Muchos turistas de verano optan por pasar una jornada en Francia y todos paran aquí, autobuses incluidos. Al estar cerrado el túnel, se dan media vuelta porque no quieren subir el viejo fuerte. Y otros, ya ni vienen". Aunque en las fiestas de Santiago "se ha trabajado mejor que otros años", julio ha sido "de los peores de los últimos años, y la crisis no es el único motivo", afirma Miguel Ángel, quien además lamenta "la pena de tener una estación tan bonita que no sirva para nada".

Quien lo ve de otra manera es Judith, hostelera en Urdos, quien asegura que el turismo "está tan mal como antes" y lamenta que el paso de vehículos pesados "es una gran molestia para este pueblo", aunque entiende como algo "lógico" la preocupación que genera el cierre del túnel.