En plena vorágine tras la decisión de suspender la vacunación del fármaco de Oxford AstraZeneca a los menores de 60 años, a pocas horas de tener que prorrogar el confinamiento perimetral de Aragón y con una tendencia de contagios ascendente, el debate protagonizado por el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y el líder del principal partido de la oposición, Luis María Beamonte, apenas pasó de puntillas por alguno de estos temas. Incluso el portavoz de Podemos, Nacho Escartín, les llamó la atención sobre el asunto.

Los líderes de los principales partidos debatieron sobre cuestiones genéricas de la pandemia y se acusaron mutuamente de utilizar políticamente las instituciones o de «tener un problema» con la democracia. Diálogo bronco para lo que acostumbra el hemiciclo aragonés. Y alejado de las conversaciones que tenían lugar solo unos metros más allá, en las conversaciones de pasillo entre parlamentarios y, sobre todo, fuera de las paredes del palacio.

El líder del Partido Popular, Luis María Beamonte, centró su intervención en los retos económicos que afronta la comunidad, y en concreto, en el plan de rescate a la hostelería y los obstáculos que está encontrando en su camino. El portavoz de los populares aseveró que el presidente aragonés «no vive en el Aragón real». «Ustedes anunciando, y los aragoneses esperando», resumió Beamonte, que criticó la «lentitud» e «ineficacia» del Ejecutivo autonómico para adoptar medidas económicas que palien el impacto de la pandemia. «Priorizan la foto y el anuncio a la gestión», reprochó el popular, que lamentó que «hasta que llegue el dinero a los hosteleros pasarán muchos meses y ya será tarde».

Y eso que el presidente Lambán confirmó que se está reuniendo con el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, para desbloquear la participación del ayuntamiento en el paquete de rescate a los hosteleros. Una reunión que no quisieron comunicar en su día.

El comentario que más removió a los socialistas fue cuando Beamonte acusó a la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (Famcp) de actuar como «una sucursal del PSOE», y exigió a Lambán más diálogo con los ayuntamientos. El presidente aragonés rechazó los argumentos del conservador, aseguró que «Aragón ha destinado ya más de 100 millones de euros en ayudas», y defendió el acuerdo rubricado con las diputaciones provinciales, la federación y las asociaciones empresariales del sector.

Además, anunció que la próxima semana se aprobará en un Consejo de Gobierno extraordinario el convenio con las diputaciones provinciales. No dijo nada sobre el acuerdo pendiente con los ayuntamientos.

El presidente aragonés acusó a los populares de «retorcer la realidad hasta el esperpento», y avisó de que «si se instalan en el esperpento, solo podrán ofrecer una alternativa de Gobierno esperpéntica». En la réplica subió el tono. Lambán llegó a afirmar que el PP «tiene un problema con la democracia, porque cuando los tránsfugas les ayudan a ustedes, son patriotas; cuando ayudan a los demás, hay que meterlos directamente en la cárcel. A quienes pactan con el Gobierno, si no lo presiden ustedes, lo consideran traidor y desleal. Y cuando la Famcp favorece un acuerdo en favor de la hostelería, ustedes descalifican a la Famcp».

E insistió el presidente en que «el plan de rescate a la hostelería le gusta a todo el mundo, menos a ustedes». Las críticas siguieron también con el turno del portavoz socialista, Vicente Guillén, que ensalzó la «responsabilidad» de Lambán frente al «escapismo» de Rudi.

Desde el resto de grupos de la oposición, el portavoz de Cs, Daniel Pérez, reclamó «un plan b si no se prorroga el estado de alarma en mayo». Álvaro Sanz, de IU, reclamó que «la agenda sanitaria sea prioritaria porque seguimos lejos de superar la pandemia». Y Santiago Morón, de Vox, recordó que «la hostelería está agonizando» y pidió actuar para evitar nuevas olas con la campaña de la fruta.

La segunda sesión del pleno de hoy, con preguntas a la consejera de Sanidad, Sira Repollés, se espera que resuelva alguna de estas cuestiones.