Para escuchar a líderes mundiales en el campo de las terapias avanzadas es necesario en muchas ocasiones acudir a congresos en Estados Unidos o en ciertas ciudades europeas. Sin embargo, medio centenar de personas interesadas en esta rama, de Aragón y otros puntos del país, tuvieron la oportunidad de crear un debate a través de la Escuela de Verano en Terapias Avanzadas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con el primer curso organizado por los investigadores de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (Araid) Pilar Martín Duque, Pedro M. Baptista, Silvia Hernández-Ainsa y Alberto J. Schuhmacher.

Los participantes -entre ellos 32 estudiantes de doctorado becados para este curso- ampliaron su conocimiento sobre las terapias avanzadas, que incluyen una serie de medicamentos basados en genes, células y tejidos. «Así, tanto la terapia génica y celular, como la ingeniería de tejidos y órganos, se encuentran en la vanguardia de la innovación y brindan nuevas oportunidades para abordar una variedad de enfermedades con opciones terapéuticas limitadas o nulas», explica Schuhmacher.

Del pasado lunes hasta el miércoles, los estudiantes pudieron debatir con personalidades tan importantes como Anthony Atala, pionero en la medicina regenerativa, o Marc van de Weterin, uno de los precursores de los organoides, además de otros como Juan Bueren, de terapia génica, o Gunnel Hallden. También figuras nacionales como Santiago Nonell, Damián García del Olmo o Ander Izeta, otro de los grandes nombres de este campo.

«Hemos podido reunir a ponentes de una talla internacional extraordinaria, algunos están nominados al Premio Nobel», subrayó el investigador. «Son muchas de las personas que han inventado estas cosas o que ya las están probando en pacientes», indicó.

Entre las numerosas sesiones -telemáticas-, los asistentes se sorprendieron con las palabras de Atala, quien curiosamente pronunció: «en los 50 minutos de esta charla os he contado la investigación de mi laboratorio de los últimos 30 años», tal y como recuerda Schuhmacher.

La pandemia de covid-19 obligó a realizar las sesiones de manera online, lo que no evitó el éxito de este encuentro, cuyo seguimiento los investigadores pretenden continuar organizando con nuevas ediciones. Y de esta forma poder crear sinergias y congregar a un mayor número de investigadores de este campo que está llamando a las puertas de una revolución.