Un estudio en el que ha participado la Universidad de Zaragoza (UZ) ha relacionado científicamente la inyección subterránea de gas del Proyecto Castor con los más de mil pequeños terremotos registrados frente a la costa de Castellón entre septiembre y octubre de 2013.

Esta es la primera investigación internacional que estudia estos fenómenos y la publica la revista Geophysical Journal International, ha informado la UZ en un comunicado.

El estudio ha sido realizado por investigadores de instituciones como la UZ, la Universidad de Postdam (Alemania), la Universidad de Complutense de Madrid, el Instituto de Geociencias de Madrid y el Observatorio del Ebro de Roquetes (Tarragona), dirigidos por Simone Cesca, del Centro Alemán de Ciencias de la Tierra.

La investigación ha concluido que, al aumentar la presión por la inyección de gas, pudo reducirse la fricción en fracturas en las fallas, lo que probablemente favoreció que los bloques de rocas se moviesen bruscamente produciendo los seísmos.

Así, estos investigadores han descubierto que los terremotos de mayor magnitud -hasta 4,3 grados en la escala Richter- se generaron a escasos kilómetros del lugar de inyección de gas y a profundidades anormalmente pequeñas, coincidencia espacial a la que habría que sumar la coincidencia temporal.

La inyección tuvo que ser detenida a mediados de septiembre, puesto que los mayores terremotos fueron sentidos por la población.