Tomás Díaz Álvarez es de Extremadura y aterrizó en Aragón hace 36 años, cuando vino a hacer la mili. Tras el servicio militar, ya no regresó a su tierra. Encontró trabajo y se casó aquí y ahora se siente tan aragonés como de su lugar de nacimiento. Tan español como europeo. «Soy ciudadano del mundo», resume.

Se define como «comunista convencido» y asegura que ejerce su labor de alcalde al margen de la estructura orgánica del partido. No se siente solo por el hecho de pertenecer a una formación sin apenas presencia municipal en el entorno de la capital aragonesa.

Es más, dice que no está muy al tanto del mapa político en la comunidad. Tomás Díaz encabeza un equipo de gobierno multicolor, un cuatripartito formado por IU (el partido con más votos), Chunta, PSOE y Ciudadanos. En concreto, el apoyo del concejal obtenido por la formación naranja generó expectación y muchos rumores y comentarios en su momento. Pero aquello pasó.

«Hay un buen ambiente», asegura. «Creo que la diversidad fortalece y engrandece la vida política», subraya.

--- María de Huerva ha registrado abundantes casos de coronavirus en fechas recientes. ¿Cómo está la situación de la pandemia en la localidad?

--- Tuvimos un pequeño pico, con 25 casos, hace tres semanas, un domingo, y Sanidad nos advirtió de que si el lunes se mantenía esa línea habría que tomar medidas como las que se tomaron en Ejea y Andorra de confinamiento perimetral. Pero al bajar los casos a uno a dos casos se desistió de aplicarlo. Y últimamente estamos bastante bien, días de cuatro y cinco casos, pero no solo en María sino en toda la zona básica de salud, que incluye además Cuarte, Cadrete, Botorrita, Mezalocha, Jaulín y Mozota.

--- Entonces, realmente, ¿María rozó el confinamiento?

--- Estuvimos en alerta hace tres semanas, pero el seguimiento verificó que se había bajado a unos niveles considerados normales en el número de nuevos positivos.

--- Y ahora la situación es normal en la localidad, se puede decir. ¿O persiste una sensación de inseguridad?

--- La situación es normal dentro de lo que cabe. En la escuela infantil tenemos un aula de bebés clausurada tras haber salido un positivo. En el colegio de San Roque hay un aula de infantil y otra en primaria. Y en el colegio Val de la Atalaya están en esa situación cuatro aulas de infantil.

--- Eso es consecuencia, quizá, de que María es una población muy joven. Ha crecido mucho en los últimos años.

--- María tiene más de 6.300 habitantes y más de 2.000 son menores de 18 años, es decir, un población muy joven.

--- ¿Y eso hace a la localidad más vulnerable frente al coronavirus?

--- En los colegios, si aparece un positivo se cierra la clase y se hace la prueba del PCR a los niños y adultos, y durante 14 días, por un niño que dé positivo, se cierra un aula. Pero los PCR que se han ido haciendo al resto de niños han ido saliendo todos negativos, hasta la fecha. El martes pasado, el 061 vino a la guardería a hacer PCR…

--- O sea que el control es constante en este asunto.

--- Efectivamente, hay un contacto permanente con el centro médico y con el departamento de Salud Pública del Gobierno de Aragón para saber los datos y ver cómo van evolucionando.

--- Un problema recurrente en María es la escasez de plazas escolares. Año tras año, hay movilizaciones de padres y madres porque los colegios no pueden albergar a todos los alumnos. ¿Cómo está siendo este comienzo de curso? ¿Se ha vuelto a repetir el problema?

--- Llevamos varios años con este problema. Está presupuestado un nuevo centro, pero no acaba de llegar, con lo que, conforme se van incorporando más niños hay que ir montando aulas prefabricadas. Todos los años vienen a última hora y este lo han hecho con el curso ya empezado. De hecho, aún están montándolas…

--- Un poco justo de tiempo, ¿no es así?

--- No han llegado a tiempo, pero los niños no han perdido ni una hora de escolarización porque se han habilitado zonas comunes y otras aulas.

--- El ayuntamiento también tendrá que movilizar recursos para paliar la situación de escasez de plazas escolares.

--- Para el centro integrado ya está el solar y para la prefabricada el ayuntamiento ha cedido un espacio para que se pueda poner ahí.

--- María, como Cadrete y Utebo, ha sufrido este verano la okupación ilegal de viviendas. Incluso se organizaron los vecinos para vigilar las urbanizaciones y no permitir la entrada ilegal de intrusos.

--- En la actualidad, afortunadamente, en María no hay ninguna vivienda okupada. El pasado verano hubo dos casos, pero se solucionaron gracias al trabajo de la Policía Local y de los vecinos, que han estado pendientes, pero ahora no tenemos ningún caso. Una casa ocupada era de una familia que estaba en el Pirineo y la otra de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Restauración Bancaria (Sareb).

--- Los vecinos están vigilantes.

­--- Están bastante sensibilizados y preocupados, pero no ha habido movilizaciones como la que hubo en Cadrete, donde los vecinos protagonizaron manifestaciones el pasado verano.

--- Dejando aparte el coronavirus, la falta de plazas escolares y la okupación ilegal de viviendas, ¿cuál es la situación general de María?

--- Bueno, es una localidad en la que da gusto vivir, y no lo digo porque yo sea el alcalde. Está a solo 15 kilómetros de Zaragoza, con una muy buena comunicación por la autovía A-23. Y yo invito a todo el mundo a que vengan a conocernos, pues estaremos encantados de recibirlos. Tengo que decir que María es un pueblo acogedor donde se está impulsando la cultura y el deporte.

--- ¿Sigue creciendo todavía la población o se ha detenido como consecuencia de la crisis provocada por la propagación del coronavirus?

--- Por suerte seguimos creciendo. Ahora no se construye, pero hay una reserva de casas que se quedó el banco malo sin vender.