El que fuera presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Eugenio Nadal, ha sido elegido para coordinar los trabajos de la nueva mesa de diálogo del agua que deberá pactar una postura común en Aragón para la gestión de las infraestructuras hidráulicas. El plenario de la Comisión del Agua aún tiene que ratificar el inicio de los trabajos, en los que participarán once personas elegidas por unanimidad en diferentes ponencias en las que se tratarán los temas candentes.

-¿Será necesario recurrir a la figura del mediador externo para poder sacar adelante los informes que se les piden?

-Algunas voces solicitaron que las ponencias pudieran estar asistidas. Es algo que ya se contempla, pues en ellas pueden comparecer expertos en los temas que se abordan. En un momento dado, si hace falta, no se descarta que se pueda recurrir a un mediador. Aunque, según lo veo, es necesario que los once integrantes nos demos el beneficio de la duda y se confíe en nuestra capacidad de llegar a un acuerdo. La función del presidente ya es de mediación. Nos han pedido que lleguemos a la unanimidad. Ojalá sea posible.

-Tiene un perfil vinculado a la CHE y las grandes obras hidráulicas. ¿Puede ser un impedimento para esta unanimidad?

-No se puede olvidar que dejé la presidencia de la CHE en los años 90. No llego con ninguna posición preconcebida. Obviamente, los once que estamos en la Mesa del Agua tenemos nuestras ideas, nuestro pasado y nuestros convencimientos. Pero considero que tengo que acudir con pocas predisposiciones. Mi función es arbitrar, escuchar o pedir asesoramiento. Mi ventaja sobre un mediador puro y duro, que no sabe nada del agua, es que tengo gran experiencia en el sector. Tras cuatro décadas de trabajo solo he estado ocho años en la gestión política. Y considero que es algo bueno, pues me permite tener conocimiento de la administración.

-¿Se ven capaces de superar el enfrentamiento entre los empresarios y los regantes con los colectivos ecologistas?

-Las tensiones entre los ecologistas y los regantes son muy antiguas. Además de la cantidad del agua, tenemos que preocuparnos por analizar su calidad y los aspectos ambientales. Desde hace muchos años este es un debate consustancial a la gestión. Pero puedo defender una posición equilibrada. No voy con ninguna posición preconcebida.

-¿Está satisfecho por la diversidad del foro en el que le toca mediar?

-Las ponencias están formadas por personas que llegan de diversos ámbitos: regantes, universidad o partidos políticos, entre otros. Mi interés es que en el momento de que nos sentemos a abordar los diferentes temas es que cada uno se represente a sí mismo. Independientemente de su filosofía sobre los debates. Tenemos que abordar la documentación técnica, jurídica y administrativa con la mayor objetividad posible. Olvidando nuestra posición profesional o nuestro activismo, aunque estos sean los motivos que nos han hecho sentarnos en esta mesa. Tenemos que llegar a acuerdos para que el futuro de la política del agua de Aragón sea lo más beneficioso posible para la sociedad y el medio ambiente.

-No parece sencillo poder lograr consensos. El agua siempre polariza.

-Es cierto. No quiero pecar de optimista. El trabajo que queda por delante es muy difícil. Sin embargo, creo que haber elegido como presidente de la mesa a alguien de mi perfil puede ayudar a generar alguna expectativa social. Yo pensaba que no iba a volver a trabajar en el mundo del agua. Cuando me propusieron esta presidencia acepté al entender que puedo ayudar en las cuestiones de orden técnico y de gestión. Yo, sinceramente, no me esperaba este nombramiento.

-¿Existe una alternativa viable al proyecto de Biscarrués ahora que los tribunales han tumbado el planteamiento inicial?

-No lo sé. No estoy en condiciones de opinar sobre este aspecto porque no lo conozco. En este momento no tengo un criterio. Esto se tiene que hablar con las administraciones y todos los implicados en este proceso tan complejo. Si en un momento dado tenemos que hablar sobre el tema lo haremos. Ahora no se puede avanzar nada.

-¿Se ve capaz de convencer a Riegos del Altoaragón sobre la necesidad de este proceso? En numerosas ocasiones han mostrado su malestar con la revisión del Pacto del Agua.

-Dentro de la mesa tienen una representación. Y no podemos olvidar que esta representación ha salido por unanimidad. Los regantes de la cuenca del Ebro han votado la configuración que va a trabajar en los diferentes debates. Además, a la reunión en la que se alcanzó el acuerdo estaba presente el presidente de Riegos del Altoaragón, César Trillo, aunque es verdad que no lo hizo en calidad de representante de la entidad. No sé que pasará. Es muy precipitado avanzar nada en este momento. Pero espero que la ponencia sea suficientemente útil para que nadie se sienta ni despreciado, ni marginado.