Regreso de un mini tour literario por tierras levantinas, cuyas costas comienzan a recibir un maná turístico que ya quisiéramos por estas tierras, y entre presentaciones y charlas he politiqueado un poco con distintos próceres, todos ellos, sin excepción, y de diferentes partidos, indignados con la negativa de Europa a apoyar el corredor ferroviario Zaragoza--Valencia.

Negativa por completo incomprensible desde el punto de vista estructural, demográfico, vial, empresarial, comercial... Negarse a entender que el eje Cantábrico--Mediterráneo no sólo es vital para los intereses españoles, sino para los de media Europa, es estar completamente ciego.

Como ausentes, me temo, de sus deberes están de nuevo esos eurodiputados/as elegidos por circunscripciones de Aragón y Valencia cuyo nivel de eficacia es prácticamente nulo y que cuando fracasan, como ahora, al ser incapaces de obtener financiación para el eje Zaragoza--Teruel--Valencia, permitiendo que los burócratas de Bruselas lo declaren «no prioritario», lejos de dar explicaciones siguen cobrando a la fresca. En una empresa privada, estarían en la calle.

Tan frescos se han quedado estos eurorepresentantes nuestros como esas mismas autoridades comunitarias que siguen negando al Canfranc y a las travesías centrales por el Pirineo toda ayuda sustancial. Bueno es, y meritorio, que el Gobierno de Aragón tire del carro, aunque sea con la sola ayuda de Aquitania, reflote la estación de Canfranc, acometa obras de adecuación vial, la reparación de puentes y arcenes, busque socios, agencias, proyecte un futuro de pasajeros y mercancías... Mientras Francia se encoge de hombros y no digamos ya la Unión.

Los presidentes Lambán y Puig, en su próximo encuentro, deberían, además de relevar a sus inoperantes eurodiputados, siendo recomendable que el PP--Aragón asimismo se aligerase de cargas inútiles, acometer este grave asunto con todos los recursos y argumentos a su alcance. Porque privar caprichosamente a dos Comunides de la envergadura de Aragón y Valencia de un corredor de salida y entrada de mercancías es privarles de un factor de crecimiento. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, debería ser igualmente consciente de la necesidad de presionar a Europa y a los ministerios afectados de su propio ejecutivo, y solucionar este importante asunto.