Quizá Aragón no tenga una ocasión igual como la que se le presenta con la llegada de fondos europeos. De lo que no hay duda es de que nunca ha contado con unas cuentas tan expansivas como las que sellará para el 2021. Es decir, nunca antes ha podido invertir tantos recursos y jamás ha reunido tanto consenso político en la ley de Presupuestos, la que mejor define cuál será el rumbo que tomará la comunidad en el primer año de la era postcovid.

Pero todo ello no garantiza nada sin un plan y una estrategia clara, que debe pivotar sobre los recursos que llegarán del viejo continente en los próximos años. La duda es si Aragón tiene esa hoja de ruta trazada, si es capaz de aprovechar esta oportunidad histórica y si trabaja ya, a fondo, no solo en captar el máximo de fondos posibles sino también en diseñar una estructura capaz de gestionarlos, tramitarlos y ejecutarlos.

Esta pasada semana, el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo anunció, en un foro sobre los fondos Next Generation, que espera movilizar una inversión de 3.200 millones con cuatro proyectos que arrastrarán al resto de la economía gallega, a los que se sumarán tres iniciativas de carácter transversal. Este volumen de recursos podría generar hasta 18.000 empleos. Un solo sector, el del automóvil, aglutinará una iniciativa que cifra su inversión en 1.300 millones. Se trata de un laboratorio de tecnologías limpias y otro para la validación del vehículo autónomo, liderado por PSA.

Mientras, desde Aragón, hasta la fecha, solo se conoce que cuatro grandes empresas (Samca, Térvalis, Saica y Pikolín) perfilan inversiones por valor de más de 100 millones. Además, el Gobierno de Lambán tiene identificados unos 30 proyectos que encajan con el plan de estímulo lanzado por Europa. Y poco más. O al menos no ha trascendido.

Proyectos estratégicos

Es posible que la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Aragón esta misma semana sea el momento elegido para conocer cuál es la estrategia de la comunidad respecto a los fondos europeos, y si hay proyectos que logren regar de recursos, que falta hace, a sectores vertebrales de la economía aragonesa. En este sentido, deberían jugar un papel relevante el automóvil, las tecnologías de la información, las energías verdes, la logística y la economía circular, sectores que han de recoger iniciativas transversales que logren capitalizar estos fondos. En definitiva, proyectos de región, capaces de que las inversiones lleguen también a las pymes.

Pero lo cierto es que todavía no hay noticias de ello y los planes de Aragón parecen reducirse a que algunas grandes empresas sean destinatarias de estos recursos. Confiemos en que no sea así, pero en algunos foros económicos ya se muestran inquietos ante la ausencia de movimientos.

Aragón tiene mimbres suficientes para competir por los fondos europeos. Tiene capital humano de elevada cualificación, sectores que están en la vanguardia, organismos de primer nivel, instituciones alineadas en un objetivo común y empresas ávidas de ponerse en marcha. La pregunta es: ¿tiene la DGA un plan para aprovechar esta oportunidad única? Si no lo hace perdería una década, y eso supondría dejar pasar un tren que lleva directo al progreso.