No falla. La exaltación infantil de los instrumentos de Semana Santa volvió a ser un éxito en todos los sentidos. Lo fue de participación, con la presencia de alrededor de 800 niños de 20 cofradías, y también lo fue de público, con un pabellón Siglo XXI a rebosar que disfrutó de lo lindo con las excelencias de los pequeños.

Y también fue un éxito de organización. En una jornada para recordar, la cofradía de las Siete Palabras -cada año una distinta se encarga de organizar el evento-, lo bordó y acaparó elogios de los presentes. El alto número de voluntarios de la cofradía que participó en el diseño y desarrollo del masivo desfile contribuyó decisivamente a que, una vez más, todo se desarrollara a la perfección.

La única novedad del evento residió en la sustitución del tradicional piquete encargado de abrir y cerrar la cita por varios niños de diferentes cofadrías ataviados con cornetas, carrascas o bombos a cargo de los más pequeños.

La aparición de esta novedosa reunión para abrir boca dio pie a la presencia de los miembros de la cofradía de la Humillación, los primeros en tomar parte de la fiesta. Tras ellos, la Piedad o la Columna adquirieron el papel protagonista ante un aforo entusiasmado que se lo pasó en grande durante las más de dos horas que duró el evento.

RELEVO GARANTIZADO // La Piedad, la Hermandad de San Joaquín y La Virgen de los Dolores fueron ocupando el escenario dejando atrás los nervios inciales. La cofradía de las Siete Palabras tomaría luego el testigo demostrando contar con una numerosa cantera que, al igual que sucede con el resto de participantes, dejó claro que el relevo está garantizado.

Eran cerca de las 20.00 horas cuando el emotivo desfile llegó a su fin. Fue entonces cuando los jóvenes de todas las cofradías participantes compartieron escenario para culminar un evento que el numeroso público asistente despidió con una atronadora ovación.

La exaltación infantil ya es historia. Pero, con ella, la Semana Santa Zaragoza da sus primeros pasos que ya no pararán hasta dentro de dos semanas. Ayer, los niños volvieron a pregonar a voz en grito que hay cantera. Y de las buenas.