Omar Scafuro, exdirector general de Pieralisi España, una empresa italiana de maquinaria agroalimentaria, se ha sentado este martes en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Zaragoza acusado de apropiarse indebidamente de 520.000 euros de su compañía para patrocinar y adquirir un club de fútbol portugués, el Bellamar, entre los años 2012 y 2014.

Scafuro, que está en la cárcel de Zuera y ha comparecido esposado, se enfrenta a entre dos y seis años de cárcel, los que piden su abogado, Alejandro Sarasa, y la acusadora particular Sara Yuste. El imputado ha reconocido su culpa y de hecho tiempo atrás firmó un reconocimiento de deuda, si bien, según la Fiscalía, la empresa no ha recuperado ninguna cantidad.

El acusado ha señalado que cuando la noticia llegó a la sede central de Pieralisi en Italia y se criticaron sus decisiones, "ya no podía volver atrás". Además, el club de fútbol se disolvió y hubo problemas con la percepción de los derechos televisivos.

El dinero destinado a la adquisición del club, según las acusaciones, era desviado en ocasiones a una empresa de la que el imputado era socio mayoritario, Equaçao Troféu, y también a través de Zéphir SA, una sociedad con sede en Suiza. Su forma de operar era realizar transferencias, para lo que, a veces, obtenía mediante engaño la firma de los responsables financieros de Pieralisi España en Zaragoza.

"Me dio a firmar documentos en blanco y luego resultó que el dinero no se destinaba a lo que decían", ha señalado un empleado ya jubilado de Pieralisi, una empresa que entre otras cosas comercializa máquinas para la elaboración de aceite para alimentación.

Así, en una de las ocasiones, mediante cheques y cartas bancarias consiguió detraer 152.000 euros, una suma que incluso recibió el visto bueno de los superiores del acusado en Italia, que desconocían el uso que Scafuro daba a ese dinero. "Fue una sorpresa que pasara esto", ha señalado un testigo. "Me he jubilado y al final de mi vida laboral me encuentro con esta película", ha añadido.

Y un exdirector financiero de la firma en Zaragoza ha manifestado que al llegar a su cargo investigó las transferencias y se comprobó que no obedecían a operaciones comerciales de Pieralisi. Según las acusaciones, el dinero desviado procedía de deudas que cobraba la empresa italiana e incluso de la indemnización para el despido de un empleado.

"En ese momento, en la empresa había mucha confianza en el director general", ha atestiguado una responsable de la sección de contabilidad. Sin embargo, sospecharon que pasaba algo raro cuando recibieron la llamada de un acreedor que reclamaba una suma que ya figuraba como pagada y que había ido a parar a un banco portugués.

El abogado defensor, Alejandro Sarasa, ha pedido que se le apliquen al acusado las atenuantes de confesión, reparación del daño y dilaciones indebidas y ha aportado como prueba una sentencia de un tribunal portugués de Aveiro que obliga al acusado al pago de 87.500 euros, que, ha asegurado, "ya han sido abonados". Sin embargo, no existe constancia plena de que esa suma haya sido finalmente devuelta.

La fiscala ha manifestado que se han constatado 11 transferencias irregulares de dinero y ha acusado a Scafuro de "abusar de la confianza" que su empresa tenía depositada en él. La acusadora particular, Sara Yuste, ha solicitado que, alternativamente, se condene al acusado por los delitos de administración desleal o estafa agravada. Y ha afirmado que en el Club de Fútbol Bellamar jugaba un pariente del imputado.