La Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza ha absuelto a un antiguo empresario zaragozano de 71 años de un delito de agresión sexual a un discapacitado intelectual al que permitía vivir en una nave industrial de su propiedad que llevaba varios años en desuso. El denunciante acusó a A. L. B. de hacerle una llave por detrás cuando estaba en el baño y de penetrarlo analmente contra su voluntad, el 11 de septiembre del 2017, en una nave situada en Sobradiel. Además, le acusó también de haber tocado sus zonas erógenas en otras ocasiones.

El tribunal señala en los fundamentos de hecho que entre el denunciante y el empresario existía una buena relación hasta que el primero llevó una perra abandonada a la nave, a lo que el dueño se opuso. La sala considera que, «ante la falta de confesión del inculpado, la única prueba directa sobre la veracidad de los hechos es la declaración del denunciante». Pero, tras analizarla y contrastarla con datos objetivos y las pruebas periféricas, llega a la convicción de que la acusación carece de verosimilitud.

El tribunal aprecia «contradicciones no esenciales» en la declaración de la supuesta víctima y concede gran valor al informe de los médicos forenses. Estos subrayaron en la vista oral que el denunciante «tiene una manifiesta tendencia a simular y a maximizar su disminución psíquica», que es del 54% y corresponde a un retraso mental ligero.

Asimismo, los forenses resaltaron la gran diferencia física entre denunciante y denunciado, pues el primero es mucho más fuerte y joven que el segundo, lo que hace inverosímil que el exempresario pudiera forzar analmente a la supuesta víctima.

A ello se une que el acusado padece una disfunción eréctil grave como consecuencia de sus problemas de salud y de la medicación asociada. La psicóloga que examinó al denunciante señaló, por su parte, que este dio un resultado «altamente positivo de simulación en cuanto a su disminución psíquica» y que, en el relato sobre la presunta violación, dio explicaciones preconcebidas y como siguiendo un «guion».

El letrado Enrique Trebolle, abogado defensor de A. L. B., manifestó ayer su «profunda satisfacción» por la absolución de su cliente.