La duodécima edición del descenso de navatas por el río Gállego que se celebró ayer se saldó con un éxito de público y participación en un evento marcado por el rápido descenso debido al abundante caudal.

Tras la explicación del proceso de construcción de estas barcas hechas con troncos con la que antiguamente se transportaba madera por el río, se guardó un minuto de silencio en memoria de los navateros fallecidos José Pallaruelo, de Sobrarbe, y Miguel Posa, de la Galliguera.

Posteriormente, el descenso dio paso a la comida de hermandad en Biscarrués, a la que acudieron más de 150 personas.

Esta tradición se ha declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial tras haber sido recuperada casi un siglo después con la finalidad de luchar contra la construcción del pantano de Biscarrués.