Una vez superada la locura de su luna de miel, en la que también hicieron escala en Zaragoza, los Príncipes de Asturias volvieron ayer a la capital del Ebro para presidir la entrega de despachos en la Academia General Militar (AGM), donde inició sus estudios castrenses Felipe de Borbón. El Príncipe presidía la jornada por sexta vez. Pero la periodista se estrenaba en estas lides, eso sí, con la experiencia acumulada en la entrega de despachos de San Javier, en Murcia, esta misma semana.

Arropado por unos 2.000 invitados, fue éste un acto caluroso y atípico, por la expectación que concentró este año, motivada por la presencia de la pareja y por la de la recién nombrada cúpula del Ejército. El número de periodistas y gráficos acreditados se disparó con las inclusiones del Hola y otros medios rosas .

Luciendo ella con una falda de tablas beige, chaqueta conjuntada y tacones de vértigo y él, una tupida barba más a juego con el uniforme de la Armada que con el traje de gala del Ejército de Tierra que llevó, los Príncipes se incorporaron puntuales al Patio de Armas de la Academia. Recibidos sobriamente y sin un piropo que cortara el obligado silencio, acompañaron en su despedida a 342 oficiales del Cuerpo General de las Armas, de Intendencia, Ingenieros Politécnicos, Especialistas y de la Guardia Civil, 21 de ellos mujeres.

Y tampoco los Príncipes rompieron la solemnidad del acto, dosificando con cuidado los contados intercambios de palabras. Letizia observó como Felipe de Borbón pasaba revista a las tropas para saludar, posteriormente, a los números uno de sus promociones, Jorge Aguado, Basilio Sánchez Portillo, Raúl Jesús Richarte y Alfonso Tafalla Pemán.

Tras la entrega de despachos al resto de los alféreces, el homenaje a los caídos y la felicitación del director de la AGM, Ignacio Martín, a los nuevos oficiales, los Príncipes se unieron al resto de autoridades civiles y militares. Y así, a pleno sol, se pudo ver a Felipe y Letizia bromeando con el ministro de Defensa, José Bono, y el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias. Junto a ellos, se colocaron el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, José Antonio García, el director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, el delegado del Gobierno, Javier Fernández, y el Justicia, Fernando García Vicente.

Al pie del monumento al general Franco (porque el Generalísimo fue primer director de la AGM), todos sufrieron el azote del sol que minutos antes provocó dos desmayos de miembros de la promoción. Desde Iglesias a Letizia, todos intentaron protegerse con gafas, más o menos a la moda. Alguno tuvo que compatibilizar el protocolo con el quita y pon de las lentes. Y las consejeras Noeno y De Salas, haciendo gala de estabilidad en la coalición PSOE-PAR, se turnaron con un abanico.

La emoción invadió a la tropa y al público, que pertrechado con sus mejores galas intentaba inmortalizar el evento. Y a Letizia. "Rompan filas", ordenó el Príncipe. Y las gorras de los cadetes volaron al aire para celebrar el fin de curso en la AGM.