«Ha sido una experiencia nueva para mí, pero sobre todo difícil», explicaba ayer uno de los integrantes del jurado, nada más salir de la sala en la que dos padres acababan de ser condenados por el homicidio imprudente de una de sus hijas y el maltrato a otro. Un trance complejo, se entiende, por tener que afrontar la responsabilidad de la decisión, más en un caso tan desagradable. Y una dificultad que se hizo patente con la inusitada tardanza en alcanzar un veredicto. En total unas diez horas, pero que supusieron que los nueve hombres y mujeres justos tuvieran que hacer noche en un hotel de Zaragoza. El hotel El Príncipe, de la calle Santiago, concretamente.

Según explicaron fuentes de la Oficina del Jurado de la Audiencia Provincial de Zaragoza, el proceso ha tenido un coste superior a 3.000 euros, contando las compensaciones a los miembros del tribunal por su asistencia y sin valorar la estancia de los nueve en el hotel, la cena y el desayuno. Los seleccionados previamente para integrar el tribunal reciben unos 30 euros por la asistencia el primer día (al menos son 20), y los once finalmente elegidos (nueve y dos suplentes), una compensación de unos 60 euros por jornada. Sumando resultan unos 2.700 euros, a los que habrá que añadir la comida de anteayer y el alojamiento.

En este caso concreto, vista la semana pasada, el juicio podría haberse desarrollado en menos sesiones (algunas apenas duraron media hora), pero es cierto que es imposible prever cuánto se van a alargar los testigos y los interrogatorios de las partes.

El jurado pasó el fin de semana libre, y el lunes, en torno a las 13.30 horas, ya con el objeto del veredicto (el cuestionario que tienen que votar) elaborado, comenzaron a deliberar, pero sobre las 20.30 horas se vio que no iba a haber acuerdo, y se pospuso. Como marca la ley, el jurado ha de permanecer incomunicado, de forma que desde el principio de la deliberación entregan sus teléfonos móviles y no los recuperaron hasta ayer.

Además, fueron escoltados al hotel por la Policía, y allí durmieron en habitaciones individuales e igualmente sin teléfono, aunque sí tuvieron televisión, según aclaró el miembro del tribunal popular.