La biopsia líquida, un sencillo análisis de sangre que ya se utiliza en algunos tumores sólidos como el de colon o pulmón, ayudará a elegir el tratamiento más eficaz en cáncer de mama en sus fases iniciales y a evitar resistencias.

"Esta técnica mínimamente invasiva nos ayuda a conocer cómo es el tumor y qué alteraciones presenta para poder elegir la mejor terapia en cada caso", permite estudiar la evolución del tratamiento y de la propia enfermedad y buscar mecanismos de resistencia a fármacos, por lo que puede ser "muy relevante" en las pacientes con cáncer de mama.

Así lo ha explicado el doctor Federico Rojo, jefe de Servicio de Anatomía Patológica, director de la Unidad de Patología Molecular del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid y coordinador del Grupo de Trabajo TransGEICAM con motivo del 11º Simposio Internacional del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, que hoy concluye en Zaragoza.

No obstante, ha reconocido que la complejidad y el coste de este tipo de estudios "está frenando su implementación en los centros españoles" por lo que ha pedido un esfuerzo a las instituciones y administración para mejorar el diagnóstico y "podernos equiparar a los países de nuestro entorno".

El doctor Isaac García-Murillas, especialista del Institute of Cancer Research de Londres, ha advertido de que el "mayor potencial" de la biopsia líquida se encuentra en cánceres en fases iniciales, "donde puede ayudarnos a monitorizar la enfermedad y ver cómo la paciente responde al tratamiento".

El mayor conocimiento de la biología del tumor, el estudio de la respuesta inmune, la identificación de nuevas dianas moleculares y la disponibilidad de fármacos dirigidos contra dichas dianas están cambiando el tratamiento de la enfermedad, han informado fuentes del Congreso en una nota de prensa.

En este sendio, García-Murillas ha destacado que son los anticuerpos monoclonales, "especialmente aquellos que tienen como diana componentes de las vías de expresión PD-1/PD-L1 y CTLA-4", los que pueden presentar un éxito a más corto plazo y que el uso de virus oncolíticos, de terapias basadas en células T o las llamadas 'vacunas contra el cáncer' "también deberían aportar beneficios en un futuro cercano".

Una de las líneas punteras de investigación en oncología es proporcionar opciones terapéuticas que ayuden al sistema inmunitario del propio paciente a combatir el cáncer y es donde la inmunoterapia está emergiendo con resultados "destacables" en diversos tumores, como melanoma, cáncer de vejiga o de pulmón.

Sin embargo, en cáncer de mama, los estudios con inmunoterapia se han realizado a un ritmo algo más lento debido a otras novedades que han beneficiado sobre todo a pacientes con receptores hormonales positivos (70 % de los casos) y aquellas que sobre-expresan la proteína HER2 (15 %); beneficio que no ha llegado al denominado cáncer de mama triple negativo.

La investigación clínica está probando el potencial de la inmunoterapia como tratamiento único y también en combinación con quimioterapia sin que haya aún datos que permitan determinar cuál será la mejor estrategia, según las fuentes.

Actualmente, el Grupo GEICAM lleva a cabo un estudio en pacientes con tumores triple negativos y hormonodependientes (denominados luminal A y B).

Se trata, ha explicado el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen Macarena de Sevilla y coordinador del Grupo de Trabajo de Tumores Triple Negativos de GEICAM, Luis de la Cruz, del estudio "PANGEA" en el que participan centros españoles pertenecientes a GEICAM.

Su objetivo es evaluar un esquema combinado de inmunoterapia y quimioterapia y su capacidad para "despertar" el sistema inmunitario de las pacientes, "de modo que esté en condiciones de reconocer a las células tumorales como extrañas y potencialmente peligrosas y proceda a destruirlas".

No obstante, los expertos reconocen que en inmunoterapia para el cáncer de mama "hay mucho camino por recorrer" y, en un principio, se debería utilizar, al menos en las fases iniciales, como un complemento a las terapias actuales disponibles.

"Idealmente todas las terapias nuevas, y esto incluye la inmunoterapia, deberían aportar el máximo beneficio en fases iniciales" y aunque, según García-Murillas, las pacientes con enfermedad avanzada también se beneficiarían, "deberíamos buscar la respuesta inmune en pacientes en las que la enfermedad secundaria no se ha desarrollado todavía y, por tanto, el objetivo es la curación".