Extremadura es la comunidad española con mayor adopción de la bomba de insulina. A pesar de liderar el uso de la terapia, solo tiene una incidencia de un 11%, lo que evidencia que esta técnica no está muy asentada en el país. Junto a Aragón, Canarias, Baleares y País Vasco se sitúan a la cola con porcentajes inferiores al 2%. La diabetes afecta a más de cuatro millones de personas en España y la de tipo 1 se diagnostica a menudo en niños y adolescentes, aunque también se puede dar en personas adultas.

La bomba de insulina es un dispositivo pequeño que se puede llevar fácilmente enganchado en un cinturón o guardado en un bolsillo. Es un sistema que integra la bomba con monitorización de la glucosa y que es la terapia actual más parecida al funcionamiento real de un páncreas sano. El dispositivo lo gestiona el paciente, que puede comprobar sus niveles de glucosa y programarlo para que administre la cantidad apropiada en cada momento, según las indicaciones de su médico.