Bajo el intenso y seco calor de Kabul, el general Fabián Sánchez evoca el amable clima de su Melilla natal. Pero no hay tiempo para el recuerdo. Su atención se centra en el futuro de los afganos, en ayudarles a reconstruir y poner en marcha un país que ha quedado completamente asolado por dos décadas de guerras.

--¿Se celebrarán, al fin, las elecciones?

--La impresión que tenemos es que van adelante y que se van a celebrar el día 9 de octubre. Las perspectivas son buenas, aunque en el sur y en el este del país sigue habiendo resistencias. Un indicio relevante es el registro de votantes: si hace dos meses el asunto se veía con pesimismo, debido al bajo número de personas censadas, ahora, al cierre del censo electoral, ya ha acudido a inscribirse más del 90% de los afganos que tienen derecho a voto. De modo que, en pocas fechas, se ha pasado de 5 a 9,5 millones, según los datos que posee Naciones Unidas. El censo total se estimó en 10 millones de electores.

--¿Qué situación van a encontrar los soldados españoles, encargados de proteger los comicios?

--La vida es muy difícil para la población local. Más de 20 años de guerra han destruido el país y arrasado las infraestructuras. Las carencias de la población son muy grandes. Pese a todo, estamos muy motivados, porque los afganos perciben el gran impulso de generosidad de la sociedad española, no sólo con nuestra presencia y la ayuda al desminado y a la reconstrucción de infraestructuras, sino también con los envíos de ayuda humanitaria.

--¿Cómo van a ser recibidas las tropas españolas?

--La población afgana del área de Kabul es favorable a nuestra presencia y aprecia muy sinceramente nuestra misión; podemos decir que somos bien venidos. Esta gente desea que acaben sus penurias.

--¿Han recibido amenazas?

--Se registran incidentes y rivalidad entre los señores de la guerra, grupos regionales que lucharon contra los soviéticos y conservan el armamento. También hay tensiones porque el Gobierno de Hamid Karzai intenta imponer su autoridad en el país, y lo va logrando, salvo en el sur y el este, donde aún los talibanes y Al Qaeda realizan actos terroristas. Pero no, no se han recibido amenazas contra la misión internacional de Isaf.

--¿Y en la zona del norte, en Mazar-i-Sharif, donde va a desplegarse una parte del batallón español de Infantería?

--El norte está en calma y no se esperan dificultades especiales. Aunque los detalles del despliegue son reservados, podemos decir que se ha hecho un reconocimiento de la zona y que trabajaremos con los británicos, con equipos de reconstrucción cívico-militar y proporcionando seguridad. Los preparativos y los detalles logísticos están siendo decididos por el Estado Mayor.

--¿Cuál es el aspecto más difícil de la misión?

--Lo más difícil es a veces superar la impotencia ante la gran cantidad de cosas que se necesita hacer y que no se pueden abordar por falta de medios. La carencia de infraestructuras dificulta enormemente los desplazamientos. También la violencia y las tensiones entre las distintas facciones constituyen un reto.

--¿Qué mensaje envía a los soldados que comenzarán a llegar a partir del próximo martes?

--Que vienen a realizar una gran labor, una tarea que merece la pena. Este es un pueblo antiguo, viejo y noble, que necesita mucha ayuda. Nuestros soldados deben saber que van a ser bien recibidos y que somos la punta de lanza de la sociedad española. Lo que estamos haciendo es lo que a la sociedad le gustaría hacer.