Todo alcalde merece un periodo de tregua y adaptación. Pero la Federación de Barrios de Zaragoza (FABZ) ya está en alerta y no esconde sus preocupaciones por el futuro de la ciudad, su «cohesión social», el respeto a la «participación ciudadana» y el «cuidado del medio ambiente». Que el alcalde, Jorge Azcón, anunciase horas después de tomar posesión que una de sus prioridades es impulsar la reforma de la Romareda no ha sentado nada bien en la federación de barrios, que considera que hay asuntos de ciudad más importantes y que beneficiarían a más vecinos. Además, desde la FABZ ven «peligroso» que Vox tenga poder en las decisiones del Gobierno, ya que sus dos concejales son necesarios para que el Gobierno PP-Cs pueda sacar adelante sus propuesta.

El presidente de la FABZ, Manuel Arnal, admitió que la ciudad necesitaba un cambio de Gobierno tras el paso de Zaragoza en Común que, dijo, «ha abierto muchos temas y no ha ejecutado ninguno», salvo la remodelación del Mercado Central. Se refería a cuestiones como la reforma de la avenida América, Tenor Fleta, Pontoneros, Pignatelli o los antiguos Juzgados a los que, añadió, Azcón deberá dar una salida y una solución. Para el representante vecinal, estas obras sí que son prioriotarias para los ciudadanos.

Arnal se mostró preocupado por el futuro de la movilidad, a sabiendas de que tanto PP como Cs ya han dicho que la línea 2 del tranvía no es viable económicamente y no se hará. ««Si en todas las ciudades europeas lo tienen y apuestan por el tranvía y por peatonalizar el centro, ¿por qué aquí vamos a hacer lo contrario?», cuestionó.

A su juicio, una segunda línea permitiría no solo incrementar la oferta a través de un medio sostenible y de gran capacidad, sino que «significaría un cambio sustancial de la escena urbana».

Respecto a la participación, apostó por una reforma del actual reglamento que modernice y actualice la visión que se tiene sobre la función de las juntas vecinales. En este sentido, propuso que se les otorgue más presupuesto y más capacidad de gestión. Arnal instó al alcalde a que vea la participación como una «guía para la toma de decisiones de ciudad» y que no la reduzca a las juntas vecinales. El anterior Gobierno municipal diseñó una herramienta y puso en marcha los presupuestos participativos para implicar a los zaragozanos con un éxito relativo, pues la participación fue muy baja en las dos ediciones celebradas.

El representante vecinal también incidió en la importancia de no recortar en derechos sociales, en un claro mensaje hacía las políticas de Vox en asuntos como la violencia de género, la igualdad o la inmigración.