Casi 3 millones de tuits en dos semanas son solo una parte del relato colectivo que se agrupa bajo la etiqueta '#cuéntalo' en Twitter , una red social que para la periodista e impulsora del movimiento, Cristina Fallarás, resultó el mecanismo idóneo "para alzar la voz" contra los abusos sexuales a mujeres.

Ahora, el 'Proyecto Cuéntalo' recoge en una gran base de datos disponible en 'proyectocuentalo.org' los tuits originales que narran agresiones en primera persona y de "alguien que no podía hacerlo", muchas de ellas, mujeres asesinadas.

Como documenta la página web del proyecto, 1 de cada 10 narraba un asesinato, 1 de cada 7 violaciones, 3 de cada 10 agresiones sexuales, 1 de cada 6 maltrato, 1 de cada 3 acoso, y también 1 de cada 3 situaciones de riesgo y miedo.

Un año después de prender la llama con el primer tuit, la escritora y periodista zaragozana Cristina Fallarás relata en una entrevista a Efe cómo mujeres de 60 países compartieron testimonios de abusos bajo una etiqueta que invitaba a no callar.

- El pasado viernes el proyecto '#cuéntalo' cumplió un año. ¿Cómo comenzó todo?

Cuando salió la sentencia de La Manada yo no daba crédito. ¿Cómo se atrevía un juzgado a decir que no había habido violencia ni intimidación? La víctima decía que la habían violado y si una mujer dice que la han violado es porque la han violado.

Pero el problema es que no la estaban creyendo. Y, de repente pensé, ¿por qué no nos creen? Pues porque no lo hemos contado.

- Fue entonces, el mismo día en el que la Audiencia de Navarra dio a conocer esta condena por abusos, y no por violación, cuando nació el movimiento.

Sí. Dije, bueno, pues vamos a contarlo. Y puse en las redes el 'hashtag' '#cuéntalo'. Virginia Pérez Alonso, codirectora del Diario Público, publicó un artículo en el que contaba una agresión y ponía al final, "no sé por qué nunca lo había contado". Entonces cogí ese artículo y lancé un tuit que decía: "Tú no te calles, cuéntalo. Nos han quitado la historia del dolor y de la violencia".

La primera noche fueron unos 100 tuits, la segunda fueron 100.000 y, después, a los 10 días, eran 3 millones las mujeres que habían participado ya. Más allá de estos días es incalculable.

- ¿Por qué no se cuentan estas agresiones sexuales?

Porque los medios de comunicación son machistas, los partidos políticos son machistas, las instituciones son machistas y la Iglesia católica todavía tiene poder sobre todos ellos.

No es la primera vez que violan a una muchacha ni que nos tocan una teta en el autobús ni que alguien se acerca y te molesta en la calle. Y, sin embargo, no lo habíamos contado porque nadie nos había dado el espacio para contarlo. No es que no quisiéramos contarlo. Es evidente que sí que queríamos, porque si 3 millones de mujeres participan en solo diez días no es que quisieran estar calladitas, más bien es lo contrario.

- Y este espacio fue Twitter.

Sí, Twitter es una plataforma gratis. Los medios de comunicación se construyen con capital, y el capital es algo que jamás ha manejado una mujer, normalmente lo manejan los hombres. De repente, las mujeres nos hemos encontrado con un lugar donde podemos hacer pública la violencia sin necesidad de invertir dinero ni pedir permiso para contarlo.

- El movimiento '#MeToo' surgió a raíz de las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine estadounidense Harvey Weinstein. ¿En qué se diferencia de '#cuéntalo'?

#MeToo parte de artistas de renombre internacionales. Los negacionistas sobre la violencia machista decían que esto no existe, porque las chicas que han respondido es porque quieren ser, por ejemplo, como Scarlett Johansson. Fue un movimiento que al ser vertical y partir de estrellas parecía que era situacional. Y, entonces, eso invalidaba cualquier tipo de uso lógico.

En cambio, en '#cuéntalo' yo quise que fuera horizontal y que no hubiera nadie que se pusiera al frente. Que no fuera nunca una campaña. Y que si prendía, prendía.

- Abordemos ahora el tema político, ¿hay pasos para revertir esta situación de desigualdad?

Hay conciencia, pero no hay medidas. El mayor problema son las medidas que no se toman.

- Y con respecto a la legislación, ¿hay que introducir mejoras en la Ley de Violencia de Género?

Cuando se hizo la Ley de Violencia de Género ya se había quedado pequeña. La sociedad ha ido comprendiendo hasta qué punto la violencia machista lo es y hasta qué punto había supuestos con los que no habíamos contado, y tiene que cambiar.

- Vox propone en su programa electoral la derogación de esta ley y, en su lugar, promulgar una ley de violencia intrafamiliar. ¿Qué le parece?

Ha habido un cambio bestial en la derecha actual. Hemos pasado del machismo a la misoginia, al odio por la mujer. Porque Vox no solamente dice que hay que derogar la Ley de Violencia de Género, sino que dice que los datos de violencia son falsos y que además hay unos presuntos datos de maltrato al hombre que los jueces esconden.

Todas esas barbaridades son mentira y, sin embargo, han hecho un daño brutal, porque nadie había puesto en duda que los datos del poder judicial son reales.

Están usando como arma política la violencia y el asesinato de mujeres, y eso no lo habíamos visto en España. El problema que tiene Vox es que está retratando a una sociedad y que cuando dice eso, gana votos.

- ¿Cuáles cree que son los pasos para acabar con el machismo en la sociedad?

Cultura. El único camino posible, y se está llevando a cabo, es educación y comunicación. Hace cinco años los asesinatos de mujeres simplemente no aparecían en los medios; ni para bien ni para mal. Eso ha cambiado brutalmente, pero no por una opción de los medios de comunicación tradicionales, sino por una opción de las mujeres que, de repente, hemos tenido un mecanismo para alzar la voz todas juntas.

Si tres millones de mujeres en solo diez días participan en '#cuéntalo', algo ha pasado.