Con Mariano Hormigón Blanquez, Manín , profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Zaragoza fallecido en la mañana de ayer a los 58 años, desaparece un luchador por la causa de las libertades en Aragón. La muerte le sobrevino cuando aún no se había despertado por un infarto masivo, según certificó su médico de cabecera.

La necrológica de Manín , columnista de EL PERIODICO DE ARAGON en los últimos doce años, es necesariamente la de un hombre político , en un concepto distinto del de profesional de la política . Nunca ocupó ningún cargo institucional, porque su profesión fue la de profesor universitario y científico, aunque toda su vida, incluso la familiar, estuvo condicionada por su ideal y ética comunista desde 1966, año de su ingreso en el PCE.

Escritor polémico y mordaz y no ha dado a concesiones, su expresión libre le ocasionó episodios de marginación, incluso dentro de su propio partido, del que en 1970 fue el miembro más joven de su comité central en la clandestinidad. Fue expulsado en 1974 y, posteriormente, en 1985, con motivo de la purga de los carrillistas .

Sin embargo, en diciembre del 2002 volvió a solicitar su ingreso, aunque no militara activamente. "Necesitaba el carnet por un cuestión de higiene. Moriré siendo comunista", dijo entonces.

Nacido en Zaragoza en 1946 en el seno de una familia liberal que vivía en la calle de Conde Aranda, entonces del General Franco (un sinsentido), Hormigón estudió el bachillerato en el vecino colegio de Escolapios, para cursar la licenciatura de Ciencias en la universidad de la capital aragonesa.

ACTIVIDAD SOCIAL Desde joven desarrolló siempre una amplia actividad cultural y social, a la par que la política. Trabajó en un grupo de teatro universitario, pero su participación directa en una campaña del Servicio Universitario el Trabajo de alfabetización en Granada le llevó a la militancia activa contra la dictadura, como ocurrió con otros estudiantes zaragozanos que intervinieron en la misma campaña, entre ellos el restaurador Emilio Lacambra, su inquebrantable amigo.

Esta actividad le valió la suspensión de la prórroga militar por estudios y su destino a un batallón de Regulares en Melilla, donde pasó dos años limpiando mulos como represalia.

Como docente, fue uno de los promotores de la candidatura al rectorado de Vicente Camarena, cuya elección supuso una ruptura en la universidad de los primeros 80, y participó en su equipo, fundando el actual Servicio de Publicaciones. Fue también secretario de la Asociación Española de Historia de la Ciencia e impartió cursos en universidades de diversos países, entre ellos Cuba y Estados Unidos, de donde rechazó una propuesta para volver después del 11-S, "por la pérdida de libertades ciudadanas bajo el mandato de Bush", según manifestó. También fue miembro fundador del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Aragón (STEA).

Como escritor, publicó numerosos trabajos sobre su especialidad, la Historia de la Ciencia, y recopiló sus artículos en Diario 16 de Aragón y en este periódico en el libro También el rojo está en el arco iris .

Su solidaridad con los países del campo socialista le llevó a presidir primero la Asociación de Amistad con la República Democrática Alemana, a donde había viajado con documentación falsa a finales de los 60, y de la Asociación Aragonesa de Amigos de la URSS. En la actualidad presidía la Asociación de Amigos de Cuba José Martí.

Manín estaba casado con Elena Ausejo, compañera y colaboradora en trabajos científicos y tenía dos hijos de este matrimonio, Zoel y Mariana. Con su primera mujer, Maite, tuvo a su hija Paula. Para ellos y todos sus familiares, nuestro más profundo sentimiento en estos momentos difíciles.

Para Manín , el recuerdo de aquellos a los que nos honró con su amistad y lealtad y el convencimiento de que su dedicación y su compromiso no fue una utopía para muchos.