Un cuatro de enero de hace 680 años se escribió el primer registro sobre la existencia del monasterio de Santa Fe, en las afueras de Zaragoza. Fue un privilegio del rey Pedro IV en el que garantizaba su exención de varios impuestos y obligaciones reales. Todavía quedaba bastante tiempo para que viviera sus épocas de mayor esplendor y todavía más para llegar a la situación que se encuentra en la actualidad. Al borde de la ruina, sobrevive apuntalado y rodeado de malas hierbas. Sus arcos se caen a pedazos y la desaparición de los últimos restos de decoración es inminente.

La asociación sociocultural Aragón Despierta ha vuelto a reclamar a las instituciones públicas competentes (Ayuntamiento de Zaragoza, Gobierno de Aragón y Diputación Provincial de Zaragoza) que se alcance un acuerdo con los propietarios particulares del edifico de la localidad de Cadrete para poder actuar en él y así «salvarlo del deterioro y desuso que sufre en la actualidad, y poder destinarlo a usos socioculturales».

La entidad destaca que el monasterio de Santa Fe tiene su origen en el siglo XIV, si bien de aquella época no hay ya vestigios. El actual inmueble data del siglo XVIII y es de estilo barroco clasicista «y la precariedad de su estado es palpable». Consta de una magnífica iglesia, además de una serie de elementos auxiliares (destacando la puerta de entrada al conjunto) y un recinto fortificado que lo rodea.

Guerra de los sitios

Guerra de los sitiosLas vicisitudes de su trayectoria podrían ser la clave para su futuro. En la reciente historia de Zaragoza, el monasterio fue uno de los lugares donde se libró la guerra de la Independencia, y más concretamente, los dos Sitios de Zaragoza. Esta peculiaridad le situaría, según el portavoz de la entidad, Lorenzo Gastón, como un lugar idóneo para la creación de un museo aragonés sobre este periodo que en su opinión «haría justicia con la actual ausencia de un espacio museístico de dichos contenidos» y que también contribuiría «al desarrollo de la zona metropolitana de Zaragoza en su lado este».

Por el momento todo son elucubraciones y el edificio se mantiene en pie gracias a las últimas actuaciones de urgencia. «Esta propuesta para la creación de un espacio expositivo relativo a los Sitios podría combinarse perfectamente con otros usos de carácter cultural, social y vecinal», indicó a la hora de reclamar «un acuerdo a varias bandas» que permita salvar el monumento.

No es el único edificio amenazado en la comunidad. En la lista roja de la asociación Hispania Nostra (en la que Santa Fe está desde el 2018) se ha incorporado recientemente el palacio de los Lázaro o de los Thomey en Used (en la comarca del Campo de Daroca), del que se han arrancado las rejas de la fachada y se teme que la empresa que compró otra casa solariega demolida tenga planes similares para la construcción.

Distribución inicial

Distribución inicialLa entidad que se encarga de alertar sobre el abandono de las autoridades cree que este edifico no se ha tratado con el respeto suficiente. Destacan la riqueza de su fachada y precisan que la excepcionalidad del inmueble «reside en el hecho de que la propiedad nunca se haya subdividido, habiendo conservado casi intacta la distribución inicial y la organización funcional». Un ejemplo de arquitectura popular aragonesa que por ahora solo cuenta con una protección estructural.

Con todo, no el patrimonio degradado aragonés no solo se enfrenta a malas noticias. Hace tres semanas el punto final a las obras de recuperación del lavadero de lana del Jiloca, ubicado en la localidad de Calamocha han permitido que estos restos del siglo XVII tan poco usuales salgan de la zona de riesgo en la que todavía permanecen 89 vestigios de la comunidad.