El desabastecimiento de medicamentos que, desde abril, afecta a las farmacias aragonesas ha elevado hasta un 14% la elaboración propia de fármacos en las propias boticas a través de las denominadas fórmulas magistrales. Así lo aseguran fuentes del Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza que negaron que el problema haya mejorado. "Seguimos igual, no hay novedad en este sentido".

Los corticoides son el producto más elaborado en las boticas debido a su uso frecuente para el tratamiento de enfermedades como la depresión u otros trastornos mentales. Precisamente, el Fortecortin, que también se destina a tratamientos oncológicos, es uno de los más afectados por el desabastecimiento y su escasez ha provocado gran malestar entre los usuarios. En todo caso, los farmacéuticos insisten en que la falta de abastecimiento por parte de los almacenes no supone "ningún impacto importante" para los usuarios debido a las diferentes vías alternativas existentes.

Así, si un medicamento no llega a la farmacia se puede solicitar al extranjero si es que no cuenta con un producto genérico sustitutivo. "El arsenal farmacológico es grande", apuntan desde el colegio. En caso de que estas dos opciones no sean suficientes, todas las boticas aragonesas están en disposición de elaborar, como medida excepcional, fórmulas magistrales. Aragón es una de las pocas comunidades donde está permitida esta técnica.

Para la elaboración de fármacos, el laboratorio, una vez que conoce lo que debe elaborar, establece un protocolo normalizado de trabajo que establece las pautas a seguir antes de iniciar la formulación y que debe incluir, entre otras cosas, la descripción clara del propósito, un fundamento o el ámbito de aplicación. Posteriormente, los especialistas deben calcular en el laboratorio la cantidad necesaria del principio activo y también los excipientes, que son una sustancia inactiva usada para incorporar el principio activo. Después, se pesan los componentes.

Tras el pesado en la báscula, se preparan las píldoras en el capsulador, una herramienta cuadrangular que distribuye y ordena perfectamente las pastillas antes de proceder al llenado del producto. Mientras, la farmacéutica mezcla los componentes.

El último fármaco afectado por el desabastecimiento ha sido el Espidifen, uno de los analgésicos más vendidos en el país y destinado al tratamiento de cefaleas, dolores por inflamaciones, artritis o alteraciones musculares. En los últimos días, la falta de stock en las farmacias ha afectado a las cajas de 40 sobres de 600 miligramos, el más vendido de la marca y que no se reponía tras agotarse.

Aunque, en este caso, la ausencia coincide con la decisión del laboratorio de que esa versión del medicamento deje de estar financiada por la Seguridad Social, lo que provoca un aumento de su precio, pasando de 2,50 euros a 4,37.