La Policía Nacional ya está analizando las imágenes de las cámaras de seguridad del cementerio zaragozano de Torrero, después de que se produjeran varias profanaciones el pasado fin de semana. Los investigadores se enfrentan a un problema: la falta de iluminación que impide una grabación eficiente.

El número limitado de farolas, así como el hecho de que algunas se apaguen cuando el camposanto cierra al público, a partir de las 23.00 horas, es la causa de esa incidencia que el Cuerpo Nacional de Policía trata de salvar. Descartan que el autor o autores de estas profanaciones las hayan cometido por motivos satánicos, si bien tienen detalles en común como que la data de la muerte es de 1987 y que los cadáveres estaban enterrados en la zona más próxima al tanatorio, casualmente el lugar más transitado y controlado con cámaras de seguridad.

Paralelamente a la investigación, tanto la Policía Local como la Nacional han intensificado las labores de vigilancia en el camposanto zaragozano. El helicóptero de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se ha sumado a las mismas.

Una seguridad que muchos usuarios piden al Ayuntamiento de Zaragoza. Las visitas al complejo funerario de la capital aragonesa han aumentado en los últimos días por parte de personas que quieren asegurarse de que sus seres queridos no se han visto afectados por estos actos vandálicos que están penados con cárcel.

La voz de alarma saltó, tal y como adelantó este diario, el pasado fin de semana ante el hallazgo primero de un féretro vacío y, al día siguiente, un cuerpo esqueletizado en el interior de un contenedor de basura. Tras una inspección de la zona, los trabajadores del cementerio observaron que habían intentado abrir otras tres tumbas y que el cadáver de un niño de corta de edad había sido extraído y diseminado por el suelo. Todos los cuerpos se encuentran en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA).

El último caso registrado de similares características ocurrió hace 14 años. Quince tumbas de difuntos de etnia gitana para robar motivos fúnebres. En el 2002 fueron profanadas 84 tumbas. En aquel momento las cámaras de seguridad instaladas no grababan.