Como todos los años, la recolección de las variedades más tempranas de cereza en la zona del Bajo Cinca va a marcar el inicio de la campaña de fruta dulce en Aragón. La recogida ya ha comenzado esta semana en algunos campos de Mequinenza y Caspe, donde las intensas lluvias de los últimos días han dañado buena parte de la producción. Con todo, la mayoría de fruticultores aragoneses siguen teniendo la vista puesta en la falta de mano de obra, el principal problema que se cierne este año sobre un sector que ya viene medio noqueado por la crisis de precios. Por el momento, hay trabajadores suficientes para recoger estas variedades tempranas, pero los agricultores temen lo que sucederá a corto plazo si no se cubre el déficit de personal.

«Aun habiendo menos mano de obra, estos días la cereza se está recogiendo porque mucha se ha rajado con las recientes lluvias y se dejará en el árbol y porque los trabajos de aclareo del melocotón están requiriendo de menos empleados al bajar la producción prevista», explica Óscar Moret, fruticultor del Bajo Cinca y responsable del sector en el sindicato agrario UAGA. En su opinión, el problema de falta de temporeros podría llegar en apenas diez días, cuando la recogida de cereza se intensifique y comiencen los trabajos en otros cultivos. «Estimamos que actualmente hay un déficit de mano de obra para poder afrontar toda la campaña de fruta dulce de entre el 20% y el 30%», apunta.

Por eso, las organizaciones agrarias advierten de que hay que darse prisa si se quiere evitar un «desastre sin precedentes» en las zonas productoras. La DGA ha flexibilizado las condiciones para que los trabajadores puedan llegar a las plantaciones desde cualquier punto de la comunidad, pero los agricultores indican que todavía hay problemas en varias comarcas. «Parados españoles se están inscribiendo pocos en las bolsas de empleo, sobre todo se apuntan inmigrantes irregulares, pero no son suficientes», comenta Moret.

A esta falta de mano de obra por culpa de la crisis del coronavirus hay que sumar el incremento de los costes de producción que están teniendo que asumir los agricultores: desde el mayor número de desplazamientos para garantizar las distancias al suministro de EPI. «Dice la administración que nuestra labor en esta crisis debe estar reconocida, pero a este paso la medalla nos la van a dar a título póstumo», indica Moret, que añade que al menos ahora están teniendo menos problemas para comprar mascarillas y geles.

En cuanto a cantidad, la cosecha de cereza de este año se prevé similar a la del 2019. «La campaña pasada se recogieron 43 millones de kilos, prevemos que esta será un poco inferior porque las pérdidas que han provocado las últimas lluvias en las variedades tempranas rondan el 80%», señala la técnica de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, Yolanda Parrilla, que recuerda que la comunidad seguirá siendo este año la mayor productora de cereza por delante de Extremadura.

En Aragón, se estima que hay unas 8.000 hectáreas de superficie cultivada de esta fruta y un 20% de ellas se sitúan en estas zonas tempranas del entono del Bajo Cinca. La comarca de Calatayud y la zona de La Almunia son de las más productoras.

Este año la calidad de la cosecha, que se extenderá hasta agosto, se prevé buena. Lo que también genera preocupación son los precios. «En el inicio de la campaña estamos viendo caídas del 20% debido al descenso de la demanda», concluye Moret.