La puesta en marcha, a partir del próximo curso, del banco de libros en todos los colegios públicos de Aragón (opcional para los colegios concertados) genera dudas e incertidumbre entre las familias y los equipos directivos. Así se evidenció ayer en un encuentro informativo celebrado en el centro Juan de Lanuza, en Zaragoza, al que asistió el director general de Innovación, Equidad y Participación de Educación, Toni Martínez, para responder a todas las cuestiones planteadas. La reunión, que siguieron vía streaming hasta 200 personas de otros centros de Aragón, fue tensa por momentos. Se trata de la primera que se celebra para abordar esta cuestión y Martínez intentó contestar a todo, pero se encontró con casuísticas muy diferentes en cada centro y demasiada incertidumbre.

Quienes tomaron la palabra mostraron sus dudas sobre la aportación que deben hacer las familias que se apunten al banco de libros y temen un «desembolso» mayor en comparación con la actualidad. De hecho, muchos centros expusieron que ya cuentan con un sistema de banco de libros desde hace años y alabaron su buen funcionamiento. Martínez señaló que «no podrán convivir» dos bancos, ante la petición de algún centro. «Todos deberán tener el banco de libros oficial del Departamento de Educación», dijo.

Respecto a la aportación de las familias, reiteró que para el primer año las familias que decidan adherirse tendrán que pagar un 10% del coste total de los lotes de libros, lo que supone entre 20 y 25 euros. «Este año es obligatorio y en los centros donde ya haya un banco de libros, con material suficiente, quedará para remanente. La cuantía se reducirá año tras año para la renovación de los libros y, al final, Educación acabará financiando todo», dijo.

En este sentido, algún centro expuso que ellos, con su actual sistema de libros, hacen una aportación menor y, además, les incluyen cuadernillos. «Nos sale más barato y esto nos va a suponer un coste innecesario y mayor», señaló un portavoz.

Decisión del centro / Tampoco la gestión del banco, la aplicación informática o qué pasará con los materiales muy usados está clara. Martínez señaló que serán los centros quienes tendrán en propiedad los libros y los que decidirán quién hará esta gestión: el propio centro, la asociación de padres o una librería de proximidad.

El director general apuntó que «en los próximos días» se publicará una orden que recogerá muchas de las dudas planteada y pidió «flexibilidad» a las familias y a los equipos directivos hasta que el sistema encaje. «El banco de libros no es un ataque, buscamos una conciliación», dijo. También desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado de Aragón (Fapar), su presidente Miguel Ángel Sanz pidió «tranquilidad» y una valoración positiva. «Sé que muchos tenéis problemas, pero esto es una oportunidad y un paso importante para todos», señaló.