Amparo Armiñana, la farmacéutica de Palomar de Arroyos, se conformó ayer con 20 meses de cárcel en el juicio celebrado en la Audiencia de Teruel por su implicación en una red cuya forma de actuar consistía en facturar medicamentos que, en realidad, se revendían en otra farmacia, en su caso situada en la localidad valenciana de Enguera.

Armiñana evitó con esta conformidad someterse a juicio, mientras que los otros dos acusados , su hermana y un socio, quedaron en libertad tras levantar el ministerio público las acusaciones que pesaban sobre ellos, según informó ayer la Cadena Ser en Zaragoza.

En el caso de la farmacéutica de Palomar de Arroyos, 10 de los 20 meses corresponden a un delito de falsedad y el resto, a otro de estafa. Además, la responsable de la botica deberá abonar una indemnización de 22.000 euros.

El acuerdo incluye la suspensión del cumplimiento de la pena en prisión, tal y como pidió el abogado de la defensa, José María Gómez, que esgrimió que su clienta carece de antecedentes penales.

De esta forma, tras la deliberación entre el abogado defensor y el representante del ministerio público, la farmacéutica evita una pena sensiblemente más larga, de cinco años de prisión, así como 10.800 euros de multa y el reingreso de la cantidad presuntamente estafada.

El caso se remonta al año 2014, cuando salió a la luz una estafa de 140.000 euros a la Seguridad Social mediante la manipulación de recetas de medicamentos en farmacias de distintas provincias españolas.

Los medicamentos rendían ganancias dos veces, con la primera venta, que era supuesta, y posteriormente al salir de nuevo a la venta en Enguera.

86 BOTICAS // El caso se convirtió en una auténtica avalancha que llegó a involucrar a 86 farmacias en toda España. Sin embargo, resulta chocante que esta línea de investigación no desembocara en ningún resultado tangible y que, finalmente, el caso se archivara después de que la Audiencia Nacional estableciera que no había indicios de delito en ningún caso.

La estafa fue descubierta de forma casual cuando los propios pacientes de la farmacia de la localidad de Palomar de Arroyos se dirigieron al Servicio Aragonés de Salud extrañados de que las medicinas que ellos necesitaban tomar ya constaran como vendidas en la botica turolense.

A raíz de este descubrimiento, se desató la operación Pharmakon, a cargo de la Guardia Civil, que pronto se extendió a distintos puntos de todo el territorio nacional. Con todo, el caso de la farmacéutica de Palomar de Arroyos llegó ayer finalmente a juicio, que se evitó al haber un acuerdo entre las partes.