Cuando los exploradores españoles regresaron del nuevo mundo lo hicieron cargados de descubrimientos como el tomate, la patata o el maíz. También el tabaco, un producto que se consumía en las tribus indígenas porque pensaban que tenía efectos medicinales. Poco a poco, el tabaco fue ganando terreno en la sociedad, aunque no fue hasta la época de la revolución industrial cuando se empezó a producir y consumir en masa. «Desde que el tabaco es industrial puedes empezar a fumar al minuto. Cuando había que liarlo y no había campañas de publicidad tan poderosas no era tan peligroso. Ahora es una actividad que produce más de 50.000 entierros anuales, es el equivalente a la población de la de Huesca», expresa Wenceslao Varona, presidente de la Asociación para la Prevención del Tabaquismo en Aragón.

Con motivo del Día Mundial contra el Tabaco, las Farmacias de Zaragoza han puesto en marcha la campaña 'Afronta la desescalada sin malos humos'. Una iniciativa que tiene como objetivo ayudar a dejar de fumar mediante la actuación profesional del farmacéutico y sensibilizar a la población de los riesgos del tabaquismo. El farmacéutico aconsejará de los métodos más eficaces para abandonar el tabaco y derivará al paciente al médico en las situaciones que así lo requieran o cuando el tratamiento farmacológico adecuado para el paciente sea de prescripción médica.

ADOLESCENTES / Los datos sobre el consumo de tabaco hablan por sí mismos: hoy en día es responsable de la muerte de 56.000 personas al año en España, según datos del Grupo de Trabajo de Tabaquismo. Adicción, ansiedad, aumento del riesgo de cáncer, desarrollo de problemas cardiovasculares, pulmonares y respiratorios son solo algunos de los problemas que entraña el tabaco.

Blanca Pérez comenzó a fumar con 15 años, en parte por «curiosidad» y en parte porque todas sus amigas lo hacían y «no quería quedarse fuera». «En el instituto todos buscamos ser aceptados», explica.

Desde entonces han pasado más de cinco años y había acabado fumando más de una cajetilla al día, así que decidió someterse a un tratamiento para dejar de fumar: «Estaba muy enganchada y no sabía muy bien cómo dejarlo, pero fui a preguntar en una farmacia y me estuvieron asesoraron hasta que dimos con el método que más me podía ayudar. Ya va a cumplirse un año».

Según datos de la encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España, el primer contacto con los cigarrillos se produce de media a los 14,1 años, y antes de los 15 los jóvenes ya lo consumen de manera diaria, lo que demuestra el poder adictivo de la nicotina. «La presión de grupo es un factor muy importante, pero no hay que olvidar otros como que los padres fumen», asegura Adriana Marqueta, doctora en Psicología. En este sentido, Marqueta incide en este hecho. «Si la madre es quien fuma hay muchas probabilidades de que el hijo también lo haga», apunta.

ADICCIÓN / En este sentido, la psicóloga destaca la complejidad de dejar de fumar y algunos de los efectos que sienten durante las primeras semanas quienes deciden hacerlo. «Al final el tabaco es una adicción y es una de las cosas más difíciles de dejar atrás. Tu mente te dice que deberías dejar de hacer algo por tu bien y por tu salud, pero tu cuerpo te pide una cosa completamente diferente. Y sobre todo esto se ve durante las primeras semanas, junto con la irritabilidad, el aumento del apetito y la idea de si se estará haciendo lo correcto o no», explica.

Por su parte, Wenceslao Varona destaca «la malignidad del tabaco» y lo que entraña el querer dejar de fumar. «Cuando alguien intenta dejar de fumar reconoce un fracaso personal y social porque primero ha tenido que engancharse a una adicción que le supone por término medio siete años medios de vida. En el momento en el que alguien intenta dejar de fumar es porque su independencia se está viendo vulnerada, lo normal es dejarse de llevar».