El martes la consejera de Economía, Marta Gastón, recibió una llamada de Becton Dickinson a última hora de la tarde. La típica llamada de cortesía informándole de que habían acordado con el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, anunciar que iban a abrir su cuarta planta en Zaragoza. Un notición. Un bombazo para la comunidad. Más de 600 puestos de trabajo hasta el 2030 y una inversión de más de 165 millones.

Después de la llegada de Amazon, esta operación es una de la más importantes para la capital y la DGA no quería quedarse al margen del anuncio. Es más, según fuentes cercanas al presidente Lambán, había acordado con el alcalde, Jorge Azcón, que lo harían de forma conjunta. Por eso la DGA, al enterarse de que finalmente no sería así, ha decidido reivindicar su trabajo, los meses de negociación, los informes elaborados y su cota de mérito. Así que a las 10.00 de la mañana Gastón ha aparecido en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno para anunciar que Becton Dickinson se instalaba en la capital. La sorpresa que se han llevado en la casa consistorial ha sido descomunal, aunque, según la DGA, así lo acordó con la multinacional en esa llamada casi nocturna.

Su aparición ha sido fugaz. No estaba prevista su asistencia, tanto es así que ha tomado la palabra, lanzado la bomba y se ha ido. «Por cuestiones de agenda» no ha podido quedarse a la comparecencia de Hacienda, como suele ser habitual. Gastón ha hablado de una inversión de 180 millones, los que aparecían en el informe que la empresa le entregó, frente a los 165 que ha anunciado el alcalde en una rueda de prensa que se notaba que estaba preparada, con datos y gráficos que acompañaban su exposición y la del concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, en el salón de recepciones.

La empresa ha confirmado poco después los datos del alcalde. Los habían acordado y habían negociado y pactado lo que se podía contar y lo que no. Por ejemplo, Gastón ha sido la que ha informado de que en la planta se van a fabricar jeringuillas, algo que no ha confirmado Azcón porque, en teoría, la multinacional no quería hacerlo oficial.

La cara de Jorge Azcón en la rueda de prensa lo decía todo. Y los segundos que se tomaba para responder a las preguntas de los periodistas sobre el papel que había jugado la DGA en esta operación, también.

Ambas instituciones llevaban meses negociando con la empresa. Unos desde noviembre y otros desde octubre, lo mismo da, y cada un por su lado, como se ha constatado. Lambán ya anunció en San Valero y en la planta de Fraga que estaban dispuestos a «ponerles alfombra roja y dar facilidades a cualquier inversión». Ese día la DGA cerró su trato, después de ofrecerle otras ubicaciones fuera del término municipal de Zaragoza. Un acuerdo que no hace peligrar la fábrica de Fraga.

La multinacional buscó más suelos en Zaragoza, pero Azcón logró que se eligiera el polígono Empresarium después de meses preparando informes que avalen la idoneidad del suelo y que garanticen un calendario. El 3 de marzo se comunicó formalmente, cuando se empezó a pensar en cómo se haría el anuncio.